jueves 07 de noviembre de 2013, 17:42h
Hay anuncios que se repiten año
tras año y permanecen en la memoria colectiva de todos/as. Sobre todo aquellos
relacionados con la Navidad. Pues me temo que la conocida marca de turrones que
escenificaba en su anuncio la llegada del hijo al hogar por Navidad va tener
que ir pensando en otra cosa, ya que la crisis está afectando de una manera
devastadora a la emancipación y la juventud no puede abandonar la casa de sus
padres.
Recientes datos recogidos por el
observatorio de la juventud del Consejo de la Juventud de España, sitúan a
Castilla y León como una de las comunidades autónomas con peor tasa de
emancipados situándose por debajo del 20%. El dato es alarmante, pero si además
añadimos que en tan solo un año la tasa de emancipación ha disminuido en un
23.3%, el dato requiere de urgente tratamiento.
Por el contrario, según expresa el mismo informe, las
condiciones del mercado inmobiliario son de las más accesibles de España y, en
la actualidad, con menos del 30% de los ingresos de un hogar joven se podría
acceder a la compra o al alquiler de una vivienda libre.
Por todo ello encontramos que la
dificultad para la emancipación de la juventud de Castilla y León está en
la falta de ingresos suficientes para poder salir de casa de sus padres con una
cierta esperanza de éxito a corto y medio plazo.
Esta falta de ingresos se debe a
la precariedad de los contratos que están disponibles para gente joven y la
temporalidad de los mismos. Además, también podemos observar una marcada sobrecualificación
de la juventud castellano y leonesa que se ve obligada a aceptar trabajos sin
apenas cualificación como medio de supervivencia.
Cada vez que sale un estudio
sobre emancipación referente a la juventud podemos observar que se aceleran los
datos negativos sin que se ponga solución a tal drama. Ésto no sólo va en
perjuicio de la propia juventud, que ve incapaz
año tras año cómo no puede desarrollar su proyecto de vida, sino que
además los padres y madres tiene que soportar esta situación en la mayoría de
los casos con resignación, sufriendo porque sus pupilos no pueden abandonar el
nido y sufragando los gastos que ocasionan, repercutiendo directamente en la ya
mermada economía familiar.
La solución pasa por crear
políticas de empleo activas que generen oportunidades entre el colectivo
juvenil y generando más opciones que no nos obliguen a elegir entre precariedad y desempleo. Mientras esto no
suceda, que nadie se extrañe si no vuelve a ver el anuncio estas navidades en
televisión