El estéril debate de los presupuestos
miércoles 16 de octubre de 2013, 21:19h
No voy a
decir que el debate de los Presupuestos, sean nacionales o autonómicos, sea
innecesario, pero no hay duda de que es estéril, especialmente en un momento de
crisis económica como el actual, por mucho que nos quieran hacer creer que
estamos saliendo del túnel. La presentación con el comienzo de la semana del
Proyecto de Presupuestos de la Comunidad para el próximo año es todo un clásico
anual al que suceden después los análisis: a la oposición parlamentaria no le
suele gustar nada, cosa normal porque entra dentro del juego político, pero es
que a los propios dirigentes del partido gobernante, es decir, a los alcaldes y
presidentes del PP, en muchos casos tampoco. Pero es más, ni si quiera al
propio Ejecutivo regional le gusta, cosa bastante lógica, porque no pueden
gustar unas cuentas que siguen descendiendo (hay que olvidarse del crecimiento
derivado del pago de la deuda) y que van
a contribuir más bien poco a reactivar la economía.
El propio
presidente Herrera reconoció durante la presentación de los Presupuestos
autonómicos que "el gasto público no puede ser expansivo, por lo que su contribución
al cambio de tendencia será limitado". La contundencia de la afirmación deja
claro que 2014 será de nuevo un año para gastar sólo lo justo y necesario, es
decir, para mantener en pie los servicios esenciales (sanidad, educación y
servicios sociales). Para el resto queda poco, así que se impone un ejercicio
de maquillaje para salvar, al menos por el momento, los trastos.
Pero lo
cierto es que las arcas regionales, como las del resto del Estado, no dan para
más, y por mucho que se quieran hacer nuevos hospitales o centros educativos, o
museos, los fondos son los que son y de donde no hay no se puede (o no se debe)
sacar, y por si queda alguna tentación, sólo hay que recordar el punto al que
hemos llegado.
Tampoco
debemos olvidar que los presupuestos no son más que una previsión, una especie
de hoja de ruta, como acostumbran a decir los políticos. Su cumplimiento
efectivo puede ser, o no, y si no, basta contemplar algunas míticas obras que
año tras año aparecían presupuestadas, especialmente en las cuentas del Estado,
pero que nunca han sido realidad. Se me ocurre la Autovía del Duero o la
León-Valladolid para las que se recogían, incluso, las anualidades de años
venideros. No recuerdo una obra que haya estado más tiempo incluida en los presupuestos
que la autovía Palencia-Benavente, que ya ni está ni se la espera.
En
definitiva, que todos queremos más, alcaldes, presidentes de diputación,
consejeros...,pero sobre todo, los ciudadanos. Sin embargo, para satisfacer estas demandas
sólo resta esperar a que amaine el temporal o a que se acometan medidas de ahorro de
mayor calado que nuestros gobernantes siguen sin querer (o poder) hacer. Y, por
supuesto, no hablo de recortes.