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Ha citado más de 20 veces el nombre de Luis Bárcenas

Rajoy: 'Cometí el error de creer a una persona como inocente, pero no el delito de encubrir a un presunto culpable'

Rajoy: "Cometí el error de creer a una persona como inocente, pero no el delito de encubrir a un presunto culpable"

"No es información lo que quiere la oposición, sino que se ratifiquen sus ideas.- "Creí en la decencia de esa persona, y no fui el único".- Yo digo que lo que dice el señor Bárcenas no es cierto y aquí se acaba el caso".

Por Manuel Ángel Menéndez
miércoles 31 de julio de 2013, 11:33h
"Cometí el error de creer a una persona como inocente, pero no el delito de encubrir a un presunto culpable". Rajoy no se amilanó en su comparecencia parlamentaria: citó más de un veintena de veces el nombre de Luis Bárcenas, al que asimiló directamente con los corruptos; habló de la corrupción que se extiende en otros partidos políticos -los EREs del PSOE, sin citarlos-; citó una serie de medidas para atajar este mal, y atacó directamente a Rubalcaba al que pidió, "por su propio bien", que deje de 'hacer el ridículo' con la amenaza de una moción de censura "irrelevante y pueril" que pone en peligro la recuperación económica y que da fuelle a los movimientos antisistema en España.

Mariano Rajoy compareció ante el Pleno del Congreso -celebrado esta vez en el Senado- con un discurso basado en comparecencias anteriores de... Alfredo Pérez Rubalcaba, de quien empleó más de una treintena de citas sobre la presunción de inocencia y sobre la necesidad de dejar trabajar a la justicia. Fueron 65 minutos de exposición inicial en los que el presidente del Gobierno citó más de 20 veces el nombre de Luis Bárcenas para asociarlo con la corrupción y para declarar su inocencia personal en todo este caso. Sí aceptó, sin embargo, que tuvo un error al creer en la inocencia de un señor del que se ha demostrado que es una persona 'infiel' y un presunto delincuente.

Ahora bien, admitido el error, Rajoy pasó al ataque y mirando a la bancada socialista -y especialmente al exministro José Blanco- con gesto firme, llegó a decir: "Si hubiera que dimitir por cada información tendenciosa, ¿cuántos de ustedes seguirían en la Cámara?".

Desde el primer momento, Rajoy pasó al ataque. "Hablemos del caso Bárcenas, que es lo que me ha traído aquí", empezó a decir, para señalar que "los hechos se resumen en dos palabras: Me equivoqué, lo lamento pero fue así, me equivoqué en mantener la confianza en alguien que ahora sabemos que no lo merecía". En ese punto, Rajoy hizo una breve historia de cómo todo comenzó en 2009, cuando Bárcenas fue imputado por el exjuez Baltasar Garzón tras participar este exjuez en una cacería con el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, que tuvo que presentar la dimisión por este episodio.

Recordó Rajoy que entonces estábamos en vísperas de procesos electorales en Galicia y en el Parlamento Europeo, y que el hoy ministro José Manuel Soria estaba entonces imputado por acusaciones "que después se revelaron como totalmente falsas". Por tanto, "no había motivos para creer en la acusación [del caso caso Gürtel y sobre Bárcenas] y sí para pensar que estábamos ante un acoso injusto".

El 'crédulo' Mariano Rajoy
 
A partir de ahí sobrevinieron las peculiares disculpas presidenciales: "Creí en la inocencia de esa persona", dijo, "y no fui el único", porque en 2011 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid archivó la causa contra Bárcenas, en tiempos del Gobierno socialista. Pero en marzo de 2012 se decide abrir la causa contra el ex tesorero, ya con el gobierno del PP: "¿Se requiere prueba mayor de que la Justicia ha actuado en este caso sin interferencia alguna del poder político?".

Rajoy siguió con sus disculpas, pero de una manera peculiar: "Di crédito al señor Bárcenas, era una persona de confianza en el partido, no fue tesorero más que un año... carecía de razones para dudar de su inocencia así que creí en él y le apoyé... lo hice hasta el momento en que cuatro años después de iniciadas las investigaciones llegaron cuentas desde Suiza a nombre de Luis Bárcenas... esto constituía un hecho ilegal que no concedía dudas".

Rajoy siguió por ese camino un buen rato más: "Cometí el error de creer a una persona como inocente, pero no el delito de encubrir a un presunto culpable". Y porque no le quiso encubrir, según Rajoy, Bárcenas entendió que su tarea era atacar al PP: "Tiene derecho a defenderse y escoger su propia estrategia, yo no se lo voy a negar", porque "al acusado se le permite no declarar e incluso mentir en defensa propia": inventar excusas, pretextos, justificaciones, traspasar su culpa a otros... "y eso es lo que está haciendo el señor Bárcenas, defenderse como mejor le parece".

Ahora bien, para Rajoy no cabe duda de que "son falsas sus acusaciones, sus medias verdades y las razones que emplea como cobertura para su media docenas de medias verdades", porque, según dijo reiteradamente, "en el PP ni se lleva una doble contabilidad ni se ha cometido delito": se han pagado sueldos, "como en todas partes, porque es de justicia", pero "se ha pagado en blanco y se ha incluido el pago en la contabilidad". "Por lo que a mí respecta", dijo finalmente en esta espinosa cuestión, "yo siempre he declarado todos mis ingresos; mis declaraciones de la renta y patrimonio de los últimos diez años están a la vista de todo el mundo... y tienen más valor que un renglón escrito al vuelo en un papel arrugado".
 
El supuesto delincuente Bárcenas... y el 'ventajista' Rubalcaba
 
En este punto, Rajoy dijo que "estamos en una asombrosa colección de falsedades como el tiempo y la justicia demostrarán. Dejemos que los jueces trabajen", porque "yo digo que lo que dice el señor Bárcenas no es cierto y aquí se acaban todas las posibilidades del caso".

Tras esa afirmación, Rajoy pasó al ataque al líder de la oposición, de quien utilizó innumerables frases pronunciadas por él en otros debates parlamentarios, especialmente el 20 de septiembre de 2012, como ésta: "Hay quien quiere convertir el parlamento en una comisaría, eso es un disparate... fin de la cita". Y ahí apuntó Rajoy que "hace cuatro años que oímos hablar de este proceso... el único hecho cierto es el dinero del señor Bárcenas que ha aparecido en las cuentas suizas".

Rajoy exigió una vez más un trato cono al resto de los españoles, porque "no me corresponde ni a mí ni a la Cámara definirse sobre el caso: Corresponde a los jueces establecer la verdad sobre las insidias del señor Bárcenas". Así que anunció que no se va y que "esperaré a que concluya el proceso judicial en la seguridad de que ni a mi partido ni a mí se me podrá imputar ninguna actuación ilícita".

En ese momento, criticó directamente a Rubalcaba, que quiere actuar ya y "prefiere no esperar a que se demuestre la verdad tal vez porque la verdad les inquiete, no les guste o no tengan tiempo político para conocerla". En todo caso, insistió en que "no es mi tarea demostrar la falsedad de lo que dicen otros..." y utilizó una nueva cita anterior de Rubalcaba: "Lo razonable es que aquel que acusa demuestre su responsabilidad: fin de la cita". Por tanto, "no es a mí a quien corresponde la carga de la prueba, sino a quien acusa".

Una de sus frases estrella en este punto fue ésta: "Mi obligación es que las maledicencias no tengan razón y eso lo he cumplido porque no la tienen".
 
La 'inútil' y 'ridícula' moción de censura
 

Finalizadas sus supuestas explicaciones sobre el caso Bárcenas -en ningún momento desmontó ninguna de las graves acusaciones lanzadas por el extesorero-, Rajoy se lanzó en avalancha contra Rubalcaba y su amenaza de moción de censura planteada por aquél como una "amenaza": criticó que ese instrumento constitucional se lance "para utilizarlo de forma torticera como amenaza, despreciando los riesgos que tiene para el país con su uso".

"No me amenace señor Pérez Rubalcaba con una moción de censura", Dijo Rajoy, pidiendo que si tiene valor la ponga. Añadió ahí que "si cada vez que un presidente socialista se ha negado a comparecer en la Cámara hubiera presentado una moción de censura, hubiéramos tenido más mociones de censura que sesiones de control".

Dijo al respecto que la moción propuesta por el PSOE "es un uso fraudulento de los instrumentos de la Constitución", porque afectaría a la deuda española, a nuestra credibilidad: "Nuestra situación económica mejora, pero es todavía demasiado débil", dijo, para añadir que una moción "sabotea" la confianza que estamos ganando en los mercados. "¿Qué espera ganar?", preguntó Rajoy, "estamos hablando de cosas muy serias que no entienden de cosas partidistas".

En sentido, Rajoy le dijo a Rubalcaba que "tiene usted derecho a presentar una moción aunque no sirva para nada", pero le advirtió alzando la voz que "bien está que tengamos que reparar en España la ruina que nos dejado el gobierno anterior, no me pida que tengamos además que protegerla de las ligerezas de la oposición".

Seguirá el frente del Gobierno con su calendario de reformas
 

Rajoy advirtió desde el primer momento que no piuendsa dimitir, que seguirá al frente del Gobierno con su calendario de reformas y que no se moverá ni un ápice de lo que se ha propuesto. Dijo que había solicitado comparecer en esta Cámara "para ofrecer a los españoles las aclaraciones y explicaciones necesarias para la situación en la que vivimos", y presentó un cuadro económico en el que, según él, ya se están viendo los frutos verdes.

Pasó por encima "los diversos escándalos de corrupción en España", pero no quiso entrar en tales casos que abruman a los socialistas en Andalucía y a los nacionalistas en Cataluña: "No haré ni la más mínima alusión a otros asuntos que conciernen a otros partidos", dijo desde el inicio de su intervención.

"Otra cosa es que mis explicaciones no gusten, y digo esto porque es imposible satisfacer a los que pregonan de antemano que mis explicaciones no coinciden con la verdad". Ellos han fabricado un "dogma" y no quieren escuchar nada que no coincida con ese dogma: "No es información lo que reclaman, sino una ratificación sin condiciones de sus ideas si es que podemos llamarlo así".

"¿De qué sirve decirles nada?", argumentó Rajoy, "por eso no he comparecido hasta hoy", pero hemos llegado a tal extremo en que el mal que ya se ha causado resulta pequeño al que pudiera hacerse si no se da una respuesta cumplida a las "informaciones maliciosas que han jaleado algunos dirigentes políticos". En ese punto recalcó que "no comparezco por ninguna otra razón y mucho menos porque me inquiete en lo personal esa moción de censura" que es "irrelevante y pueril" y que produce un "daño irreparable a España, a su crédito y a sus posibilidades".

Y dijo, finalmente, que "a los que presumen haberme traído aquí por una moción de censura, presumen en balde: no me siento presionado ni chantajeado por nadie con un instrumento que esté en la Constitución": en una moción de censura la figura imprescindible es la del candidato, no la del presidente del Gobierno, que no tiene que intervenir en el mismo, es más no tiene que acudir en la Cámara mientras dure el debatir: "Evítense el ridículo de decir que me han traído a la cámara con la amenaza de esa moción".
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