red.diariocritico.com
El síndrome de Ponferrada

El síndrome de Ponferrada

Por Francisco Ramos
domingo 10 de marzo de 2013, 23:17h
La moción de censura del PSOE en el Ayuntamiento de Ponferrada, con el apoyo de un grupo independiente liderado por el ex alcalde condenado por acoso sexual a una de sus compañeras del grupo municipal del PP, es un punto de referencia para tipificar la vieja y la nueva política.

Aquí la vieja política personalista y de clanes del PSOE local nos ha llevado desde los 20 concejales que tuvimos en las municipales de 1983 a los 8 de 2011. Pero, lo que es mucho peor, ha contribuido a enfermar a una sociedad que no ha encontrado en nosotros la fortaleza moral y política que necesitaba para enfrentar la crisis industrial y minera que atenaza la comarca desde hace décadas y pone en riesgo las defensas del cuerpo social.

El PP, de forma "natural", supo interpretar en clave caciquil y clientelar el desvalimiento de una sociedad local sociológicamente de izquierdas que, sin embargo, había perdido la confianza en sus referentes políticos (IU-PC no tiene representación municipal desde 1995). Y electoralmente le funcionó: Desde 1995 no ha dejado de ser la fuerza más votada, con tres mayorías absolutas y dos relativas.

No ha sido ajena a la crisis de la izquierda en Ponferrada y en el Bierzo la dificultad de integrar con éxito el sentimiento de identidad territorial de una comarca que ha sido y se siente provincia, con los valores menos transversales de la izquierda por los que siempre se siente más amenazado un empresariado periférico, duro y paternalista, con mucho poder para someter a sus propias reglas toda la vida social y política.

Puede que la política vieja en Ponferrada no haya gozado como debiera de la independencia que da la legitimidad democrática. La nueva política no se conforma con la legitimidad de origen que dan los votos; se fortalece con la legitimidad de ejercicio de la democracia participativa.

En la vieja política las mociones de censura se hacen con quien se puede y cuando se puede. Se pacta y se cumple lo pactado en lo mínimo imprescindible. Hay un curso interno de la moción y un relato público que no siempre se compadecen entre sí.

En la nueva política las mociones de censura se hacen con quien se debe -en el mismo espectro ideológico-, cuando se debe y con participación ciudadana. Sólo se puede pactar fuera del espacio político propio cuando hay un clamor popular. Mayor debe ser este apoyo cuanto menor es el respaldo electoral con que cuenta quien la lidera. En la política de hoy una moción se legitima porque es compartida con la ciudadanía en sus motivos, su oportunidad y su programa. Su proceso es su relato público.
En la vieja política una moción de censura se lleva en secreto hasta que se presenta y los actores secundarios, por la pereza crítica que impone la jerarquía, ni entran a valorar la decisión tomada por quién tiene el poder formal o real para hacerlo. Por eso no ha funcionado la estructura territorial ni han saltado las alarmas en el PSOE, hasta que no lo han hecho con contundencia en las redes sociales. Se despreciaron las firmas de más de 300 socialistas de León, interpretándolas únicamente en clave de expectativas de poder interno.

En la vieja política el apoyo de la ciudadanía se gestiona desde las instituciones y sus instrumentos de poder. En la nueva política la complicidad ciudadana se gana en la calle, en la que estamos todos. Con explicaciones honestas, vida sencilla, propuestas compartidas, aguante y pasión por lo público. El PSOE de Ponferrada habrá valorado si esta moción de censura nos acerca o nos distancia aún más de la calle. No sé si lo ha hecho desde las claves de la vieja o la nueva política.

El PSOE lleva tiempo incomunicado con buena parte de la sociedad ponferradina. Cuando en la precampaña de las municipales de 2003 le presenté la encuesta municipal a un importante líder socialista, a la vista de unos resultados que no podía aceptar, dijo: Esto es un revoltijo de números. Repetimos la encuesta: El mismo revoltijo. Sólo las urnas convirtieron el revoltijo en una estimación acertada. La ciudad volvía a dar mayoría absoluta al PP después del escándalo.

En este caso las redes sociales han cortado el paso a la vieja política, que se ha expuesto desnuda al escarnio público.

El PP no se entera de que su suelo electoral ya no es de hormigón. Confía que el rechazo de los suyos sea de encuesta pero no de urna, blindado en su casi-monopolio de la oferta política a la derecha. Por eso ajusta su discurso a la vieja política del desgaste del adversario que ya a nadie interesa. ¿Han pedido perdón por los homenajes y el apoyo político que brindaron al acosador, porque era alcalde, hombre y de los suyos?

¿Qué pinta el PSOE en las guerras de la derecha, con la falta que le hacemos a la ciudadanía? A todos, y más a esta ciudad que vota al acosador (16,53 % y 5 concejales)

La movilización social y su reflejo en las encuestas sí que legitiman holgadamente una moción de censura, pero al Gobierno de España, al que ya se la ha hecho la calle. El reto del PSOE es afrontar lo que sabemos que hay que hacer para poder liderarla en clave de la nueva política. La aritmética parlamentaria impide ganarla, pero no que sea útil a la causa del empleo, de las libertades y el Estado social.

Francisco Ramos. Sociólogo. Procurador en las Cortes de Castilla y León
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios
ventana.flyLoaderQueue = ventana.flyLoaderQueue || [] ventana.flyLoaderQueue.push(()=>{ flyLoader.ejecutar([ { // Zona flotante aguas afuera ID de zona: 4536, contenedor: document.getElementById('fly_106846_4536') } ]) })