And the winner is... Vicente del Bosque

Ha sido el protagonista indiscutible, la estrella del XXX Aniversario del Estatuto de Autonomía de Castilla y León que se ha celebrado en la poco glamurosa (tampoco cálida, en todas sus acepciones) sede del Parlamento Autonómico. Había alfombra roja, eso sí, aunque estaba de más para la sencillez y la humildad del salmantino, que ha derrochado paciencia para atender a las decenas de solicitudes de procuradores y políticos en general que reclamaban una foto con el seleccionador nacional. Ha nadie se le escapa que la concesión de la Medalla de Oro de las Cortes regionales a Vicente del Bosque es tan obligada como oportuna. Obligada porque méritos le sobran a este castellano y leonés no sólo por sus triunfos deportivos sino, sobre todo, por su forma de encajar el éxito. Y oportuna porque en un momento en el que la clase política padece un descrédito imparable, reconocer el trabajo y la labor de quien ha triunfado gracias a su esfuerzo y honradez es más que obligado. Por eso "el míster" ha sido ovacionado con la sinceridad y probablemente la sana envidia de quienes estos días  están más que cuestionados. Y si no que se lo digan a los dos políticos (una procuradora y un concejal), los más rezagados de los invitados, que ya finalizado el acto eran increpados a las puertas de las Cortes por un ciudadano al grito de "vagos, iros a trabajar".