Crónica de un día en Madrid

Ayer me pasé todo el día en Madrid por cuestiones profesionales. Después de comer, a las cinco de la tarde, y camino de la calle Hermosilla, pasaba por delante del Hotel Villamagna, situado en el Paseo de la Castellana, y uno de los más lujosos y caros hoteles de Madrid. Me quedé asombrado con lo que vi. Tan asombrado, que me paré a ver toda la parafernalia de lo que allí estaba pasando. No exagero, había más de 30 grandes coches negros, o azules oscuros, me da igual; de esos que llevan tintados los cristales traseros, y  a su lado, más de treinta conductores esperando. Con ellos, una cantidad ingente  de guardaespaldas y más policías nacionales que en una noche mágica del Bernabéu.

Uno, que aunque visite mucho el foro, sigue siendo de provincias, esperó a ver quién salía de allí, pensando en ver a un Jefe de Estado, a Florentino Pérez, haciendo las paces con Mou, o a Tom Cruise anunciando su nueva película de acción. Nada. Vi pasar mucho hombre de gris, pocas mujeres y lo más raro, es que no había prensa. Bueno sí, un fotógrafo aislado y muy trabajoso, haciendo cientos de fotos a los grupos que iban saliendo.

No sé si eran políticos, si eran empresarios o si eran banqueros, no lo sé. Lo que sí sé, es que me pareció obsceno, insultante en estos momentos, aquella ostentación de poder y de dinero. Desde luego allí había más de sesenta o setenta personas saliendo de una comida que por las voces y las risas, debía de haber tenido una carta larga y bien regada. 

Después de hacer mi visita a una tienda de alimentación que han abierto en la calle Hermosilla, cogí el metro en Goya y me fui directo a Chamartín. Sonará populista, lo sé, demagógico, lo sé, pero cada día me gusta más el metro como lugar de conexión con la gente y de  contacto con la situación real de este país. 

De vuelta a casa, en el AVE, me encontré con un viejo amigo de toda la vida. Muy conocido en la ciudad, buena gente, aunque él quiera disimularlo, y conocedor de la actualidad política como pocos. Hablamos de muchas cosas, pero lo más importante de la conversación se produjo cuando hablamos del Partido Popular y de Mariano Rajoy. 

Según él, Mariano Rajoy es un genio. Un hombre templado, sereno y que se fuma un puro tranquilamente, en las situaciones más adversas, y antes de tomar una decisión. La conversación finalizó con una sentencia: "Rajoy es el hombre que España necesita para sacarnos de esta situación"

Respeto mucho las opiniones de mi amigo, pero creo que esta vez está muy equivocado. No necesitamos tranquilidad. No necesitamos serenidad, ni calma. Necesitamos decisión, garra y coraje. Si tú quieres que tu pueblo te siga, que se remangue contigo y que reme hasta no poder más, tienes que estar de pie en el timón, mandando el barco y que tus hombres vean que mandas y que sabes cómo hacerlo. El puro ya nos lo fumamos al final, cuando lleguemos a tierra. 

Daniel Movilla. Secretario General SCD