martes 08 de enero de 2013, 20:45h
El
expresidente de la Diputación de Orense, José Luis Baltar, ha sido imputado
por un delito continuado de prevaricación. Se le acusa de realizar 104 contratos
a dedo, saltándose todas las normativas.
No
sabemos como terminará el caso, porque la justicia se toma su tiempo, pero no hace falta ser un fiscal avezado para
darse cuenta de que el amiguismo está fuertemente enraizado en la clase política.
Y no desde ahora, esta práctica nefasta se
pierde en la noche de los tiempos.
La
igualdad de oportunidades solo sirve, cuando no hay amigos o parientes por
medio. Si eres amigo de un amigo, o pariente de un amigo, o amigo de un pariente,
ya tienes la mitad del camino hecho. La política en España siempre ha tenido sobrecarga
eléctrica, porque todo se ha solucionado con un buen enchufe.
Frente a
la meritocracia, la amigocracia. No gana el mejor, gana el más amigo. Es la
moda digital, los contratos se consiguen a dedo. Hay que decirle al señor
Baltar, y a los miles de políticos que en toda España lo imitan, que se metan
el dedo en el bolsillo, porque los cargos públicos no están para repartir
prebendas a los amigos. Mejor se lo
decimos en gallego, para que quede más claro.
Amiguiños, sí... pero el contrato para el que lo vale.