Los homicidas de la mujer de Abades intentaron lucrarse con sus efectos

Los autores de la muerte violenta de R.M.A.M, mujer de 48 años natural de Abades (Segovia) y residente en La Higuera, intentaron sacar beneficio económico con la venta de los efectos de la víctima tras su fallecimiento, lo que facilitó a la Guardia Civil avanzar en el esclarecimiento de los hechos.

El robo para el lucro posterior no parece ser sin embargo el móvil del crimen debido a la pequeña cantidad de dinero obtenida por la transacción, según sospechan los agentes, que continúan con sus pesquisas para aclarar el suceso.

La subdelegada del Gobierno en Segovia, Pilar Sanz, ha ofrecido este viernes una rueda de prensa junto con el teniente coronel de la Guardia Civil, Juan Miguel Jiménez, para dar a conocer algunos datos de las investigaciones sobre la desaparición de la mujer, cuyos restos, semienterrados, fueron hallados por un pastor el pasado 1 de noviembre en un paraje de difícil acceso de Lastras del Pozo, informa ep.

Sanz ha subrayado que el caso sigue abierto, por lo que no se descartan nuevos detenidos en relación con él.

Hasta la fecha una mujer de 37 años y dos hombres de 38 y 41 años, vecinos de la víctima, permanecen en prisión acusados de homicidio doloso, robo de vehículo, robo con fuerza y falsificación de documento público.

Un tercer hombre, de 47 años, vecino de Segovia y hermano de uno de los homicidas, quedó en libertad con cargos, mientras que un quinto detenido, también residente en Segovia y de 33 años, está acusado de un delito de falsificación documental y receptación con motivo de la transferencia del coche de la fallecida.

Los cinco son españoles y ninguno de ellos cuenta con antecedentes penales, según ha precisado el teniente coronel, quien ha asegurado que no consta que R.M.A.M. tuviera una relación muy próxima con los ellos.

Según los vecinos de La Higuera, éstos estaban poco integrados en el pueblo y llevaban una vida "un tanto extraña".

La venta del turismo, junto con la de algunos efectos de la víctima, ha centrado las indagaciones, especialmente después de que los intervinientes en la transferencia del mismo, un Fiat Punto de color rojo, incurrieran en contradicciones en su declaración a los agentes.

El vehículo fue transferido por uno de los detenidos cuatro días después de que R.M.A.M. fuera vista por última vez por los compañeros del curso de formación para desempleados que estaba realizando en El Espinar. El día 13 fue transferido de nuevo a otro de los detenidos.

La víctima, para quien el coche era primordial para desplazarse al curso, no participó en ninguna de las transacciones. En la casa de la mujer, que vivía sola en un chalet, faltaban además dos ordenadores, una televisión y una sierra de calar, entre otros efectos, algunos de los cuales fueron vendidos por los detenidos, que además obtuvieron 375 euros por la venta de varias joyas de oro.

Sangre en la casa y el coche 

El teniente coronel ha indicado que tras un exhaustivo análisis se halló sangre de la víctima en su propio coche, tanto en el maletero como en los espacios del conductor y el acompañante, así como en el garaje de su domicilio, lugar al que la Guardia Civil apunta como el escenario principal del crimen.

Los presuntos autores, que llevaban unos meses viviendo en La Higuera, se afanaron en limpiar cualquier resto, aunque el método "poco científico" permitió finalmente a los agentes localizar las pruebas.

Según la investigación, la victima falleció de forma violenta y no accidental, aunque tendrán que ser los informes periciales referentes a la autopsia y las inspecciones oculares los que ayuden a revelar cuál fue la causa exacta de la muerte.

Además, se han descartado agresiones sexuales. Por el momento, las pesquisas desvelan que, una vez fallecida, la mujer fue trasladada en el maletero de su coche hasta Lastras del Pozo, hasta una zona alejada del núcleo urbano, posiblemente intentando que la distancia ofreciera a los autores cierta impunidad.

El 1 de noviembre fue hallado el cuerpo en avanzado estado de descomposición. Durante los tres meses que ha durado la investigación, han participado agentes de la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Segovia, así como miembros del Equipo Central de Inspecciones Oculares del Cuerpo y un equipo canino desplazados desde Madrid.