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El campo ha hablado

El campo ha hablado

Por Montse Serrador
lunes 03 de diciembre de 2012, 19:17h
El campo ha hablado este domingo y lo ha hecho con claridad. Las elecciones a cámaras agrarias han ratificado el liderazgo de Asaja, que mantiene su posición con casi el 40 por ciento del electorado, pero se ha visto apeada de dos cámaras agrarias, la de Salamanca (con ello contaban) y, para sorpresa de todos, la de Valladolid. Pasan, por lo tanto, de presidir cinco cámaras a quedarse con tres. Es cierto que estos organismos camerales son un caramelo envenenado que casi es mejor no tocar, pero también lo es que en estas dos provincias los agricultores y ganaderos han preferido el cambio y eso es algo que Asaja está obligada a analizar.

La Alianza por el Campo, integrada por UPA y COAG, se convierte en la segunda  organización agraria de Castilla y León, con dos cámaras agrarias, y desplaza a la Unión de Campesinos de Castilla y León. Lo que en principio podría parecer un buen resultado, no debe hacer olvidar que es una suma de dos fuerzas las que ha aupado a esta coalición a esa segunda posición, una suma en la que, por cierto, pierden porcentaje. Hay que reconocer, no obstante, que el sector ha aprobado esa unión de fuerzas, necesitado como está de unificar esfuerzos en  torno a las mismas reivindicaciones.
La sorpresa de estas elecciones a cámaras agrarias la ha dado UCCL. Ni ellos mismos podían imaginar que conseguirían la cámara de Valladolid, lo que les hace ser la formación agraria con mayor representación en cuatro de los cinco organismos camerales. Partían con el viento en contra que supone tener en frente a La Alianza, que se ha volcado en estos comicios, y con una estructura de organización que sigue sin tener el suficiente apoyo nacional. El propio coordinador regional, Jesús Manuel González-Palacín, no podía disimular en la noche del domingo su entusiasmo por unos resultados que avalaban la gestión de esta organización.
El campo ha hablado y ha vuelto a demostrar que su primer interés es contar con unas organizaciones que solucionen sus problemas del día a día, que sean reivindicativas, sí, pero, sobre todo, buenas gestoras. El campo no quiere saber nada de ideologías y sí de pragmatismos. Por eso, allí donde un sindicato agrario está asentado y, sobre todo, resuelve, como Asaja en Palencia,  COAG en Zamora o UCCL en Burgos, el apoyo está garantizado. Las cuestiones ideológicas nunca tuvieron demasiado peso, pero ahora se han difuminado todavía más en busca de un único objetivo: la rentabilidad de las explotaciones, grandes o pequeñas, aunque mejor cuanto más grandes.
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