Unicaja exhibe su fortaleza
domingo 30 de septiembre de 2012, 22:03h
El sentimiento de alivio fue general. Minutos después de las seis de la tarde del viernes 28 de septiembre, el informe de Oliver Wyman aseguraba que Unicaja Banco no necesitará capital adicional aun en el caso de que absorba al Banco Caja España-Duero. Una grata sorpresa, en efecto. La integración por absorción es viable, según los datos que las dos entidades presentaban al cierre del ejercicio 2011. Por lo tanto, Unicaja tiene luz verde (el mandato) para incorporar a España-Duero en el plazo comprometido por su presidente, Braulio Medel, durante su visita al presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera (28 de mayo de 2012): otoño de este año. Es decir, en las próximas semanas.
Esta es, en efecto, la noticia esencial: el proceso de integración puede culminar este mismo año. Medel ya no tiene excusas.
¿Por qué surgieron dudas sobre la viabilidad de la integración? El Banco Caja España-Duero no cumplía las condiciones exigidas para cerrar la operación, de acuerdo con las cinco condiciones suspensivas del contrato de integración firmado. Y el informe de gestión del primer semestre del ejercicio aprobado por Unicaja Banco aseguraba lo siguiente: "Tanto al 30 de junio de 2012 como a la fecha de formulación de los presentes estados financieros intermedios resumidos consolidados (finales de julio pasado), no se ha cumplido la totalidad de las cláusulas suspensivas a las que está sometido el proceso de integración".
Además, Braulio Medel solicitó que el informe de Oliver Wyman incluyera la situación de cada entidad por separado, en lugar de ofrecer únicamente los datos conjuntos de la entidad resultante (Unicaja+España-Duero). Y ello, con el fin de que se advirtiese la solvencia de la entidad malagueña y la debilidad de la de Castilla y León, independientemente de que su unión necesitara o no capital adicional, que no lo necesita, como ya es conocido y celebrado.
Por lo tanto, las dudas sobre la viabilidad de la operación no eran conjeturas ni especulaciones, sino un temor fundado, tanto en Unicaja (que lo reflejó en su informe de gestión del primer semestre antes citado), como en España-Duero, que ya se veía abocada irremediablemente a la nacionalización.
En todo caso, una vez conocido el informe de Oliver Wyman, la cuestión ya no es si la operación es viable o no (que sí lo es), sino cómo se llevará a cabo y con qué calendario.
Parece evidente que Braulio Medel está obligado, ya, a culminar el proceso de integración cuanto antes. Es decir, entre octubre y diciembre de este año, con el fin de que la entidad resultante esté operativa a primeros de enero de 2013 (con un año de retraso, por cierto).
Despejada la cuestión principal, lo que resta ahora es el cómo: ¿Qué pasos deben darse y qué condiciones nuevas pueden aflorar en este último tramo de la negociación?
Hay dos cuestiones que, aunque complejas, pueden resolverse a corto plazo: la reducción de los costes de personal y de los gastos generales. Lógicamente, ello supondrá una nueva oleada de despidos, pactados o no, así como el cierre de una parte de las oficinas.
Pero hay una tercera cuestión que abre una incógnita más. El mismo viernes 28 de septiembre, Medel aseguró que al margen de las cifras sobre la necesidad o no de capital, el proyecto de integración "se redefinirá adaptándose al nuevo marco financiero". Y en los hechos relevantes de Unicaja y España-Duero a la Comisión Nacional de Valores, ambas entidades incluyeron varios párrafos idénticos; entre ellos, éste: "En el proceso de integración, en fase de desarrollo y adaptación al nuevo marco financiero, se prevé una serie de medidas que reforzarían aún más la capitalización de dicho proyecto".
Quienes conocen al presidente de Unicaja aseguran que la operación con España-Duero estará en discusión hasta el mismo momento en el que se firme. La trayectoria de Medel en este tipo de operaciones aconseja la máxima prudencia. Basta recordar que abandonó una operación similar con Caja Sur en el último minuto (y esa entidad tuvo que ser intervenida) y que renunció a Caja Castilla-La Mancha en términos parecidos (y también tuvo que ser intervenida).
Suponiendo que en esta ocasión, contraviniendo su costumbre, Medel lleve a buen puesto la integración de España-Duero en Unicaja, ¿qué significa adaptar la operación al nuevo marco financiero y reforzar aún más la capitalización del proyecto?
Los analistas han apuntado algunas respuestas lógicas. 1) Una venta selectiva de activos. 2) La incorporación de capital privado. 3) La entrada de una tercera entidad en Unicaja Banco. Y 4) Independientemente de lo anterior, la renegociación del porcentaje de participación de Unicaja (ahora en el 70%) y de España-Duero (30%) en la entidad resultante.
Dada la situación actual de España-Duero, cuyas cifras de negocio y resultados se han debilitado extraordinariamente durante el primer semestre de 2012, parece evidente que Medel hará valer de nuevo la fortaleza de Unicaja para rebajar de alguna manera "el poder" de España-Duero en la nueva entidad. Cabe, incluso, la posibilidad cierta de que la nueva situación de la entidad de Castilla y León (a 30 de junio de este año) modificara sensiblemente a la baja las estimaciones de Oliver Wyman. Quizás sean esos los números que hizo Medel durante la semana pasada... Pero, aunque así fuese, la decisión oficial es que la integración es viable. Si bien es verdad que la mayor debilidad de España-Duero refuerza la posición de Medel como presidente del nuevo banco.
Braulio Medel podría estar exigiendo ahora una reducción del porcentaje de participación del 30% hasta el 20% o poco más (para "adaptar la operación al nuevo marco financiero"). Y además, sin perjuicio de lo anterior, podría haber decidido ya una mínima presencia de los ejecutivos de España-Duero en la dirección de la nueva entidad. Esta última cuestión parece prácticamente necesaria, a la vista del escandaloso fracaso de los gestores de España-Duero que reflejan los resultados de junio pasado: Margen de intereses, -16,5%. Margen bruto, -27,8%. Margen de explotación, -245%. Resultado antes de impuestos, -184,2 millones. Resultado después de impuestos, -125,8 millones (-577,6%). Parece muy improbable que alguien "fiche" a los gestores de estos resultados.
Si se cierra definitivamente la operación de absorción (condición sine qua non, claro), la buena noticia para España-Duero es que en pocas semanas contaría por fin con un equipo de gestores distinto al actual (adiós, amigos, adiós). Y así, Unicaja podría hacer rendir con más éxito las fortalezas de España-Duero: una red comercial amplia y bien asentada (salvo las duplicidades en algunas provincias de Castilla y León), más de dos millones de clientes y una plantilla que anhela recuperar la competitividad de épocas anteriores.
Manuel Trapote. Periodista.