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Herrera, candil en mano, ante Garoña

Herrera, candil en mano, ante Garoña

lunes 17 de septiembre de 2012, 12:16h
Anda el Gobierno regional como Diógenes, candil en mano, a la búsqueda de proyectos e iniciativas que sostengan un plan para la recuperación económica... Sí, medidas, propuestas, párrafos de aparente literatura que justifiquen una iniciativa legislativa, un agrio debate parlamentario y una nueva ley en el Bocyl. Y ya está. El Gobierno habrá cumplido. Si no hay recuperación a corto plazo, no será porque la Junta se haya inhibido. No será porque no haya hecho todo lo posible. No. Será más bien porque los empresarios no habrán sabido aprovechar la oportunidad.

Algo de eso es lo que se oye por los pasillos del Colegio de la Asunción en estos días, ante la evidencia de que Garoña tiene los días contados. No por responsabilidad de la Junta, no. Por la deslealtad de Nuclenor. ¡Qué fácil! No es la primera vez que el presidente Herrera apela a la deslealtad de alguna empresa para echar balones fuera... Las hemerotecas son incontestables.

Ocurre, sin embargo, que si finalmente sucede lo peor -sería triste y dramático-, ciertamente lo celebraría una exigua minoría antinuclear. Pero la inmensa mayoría de los ciudadanos, sin embargo, responsabilizarán finalmente a la Junta del cierre. Si quiso apuntarse el éxito de vencer la incoherencia de la política socialista, con Zapatero como víctima meritoria, ahora nadie puede extrañarse de que se apunte el fracaso: Garoña se cierra, si se llegara a cerrar, porque el presidente Herrera no ha sabido defender los intereses regionales frente a las apetencias recaudatorias de su Gobierno hermano en la nación. No sólo eso. Aún más. La propia inercia recaudatoria de la Junta explicaría en buena medida la sorprendente renuncia de Nuclenor a mantener la central.

Es verdad que lo más rentable, lo políticamente correcto en estos casos (Pujol fue un maestro en estas lides) es envolverse en la bandera autonómica, acariciar al león, enlucir las históricas piedras del castillo y tronar contra el desleal empresario. ¡Una traición a la Comunidad! No al PP, no al Gobierno... ¡A la Comunidad!
Pero el presidente Herrera conocía el riesgo, sí. Tuvo buena noticia de ello con suficiente antelación. Sabía que la incertidumbre legal y la amenaza impositiva podrían llevarse por delante la anhelada prórroga de la actividad en Garoña. Herrera sabía que si no se despejaba la incógnita sobre los nuevos impuestos (el nacional y el autonómico), Nuclenor podría renunciar al futuro de la central. Pero el presidente Herrera se ha limitado a decir: "La Junta siempre ha dicho que no tomaría ninguna decisión en relación a esos impuestos de carácter medioambiental hasta que estuviera segura la vida futura de la central y su viabilidad económica; nunca antes" (Diario de Burgos, 9 de septiembre de 2012). Una declaración que parece exculpatoria, sí, aunque en realidad es tan ambigua que confirma más bien la intención de implantar el nuevo impuesto regional. Y si Garoña deja de ser atractiva desde el punto de vista empresarial, el riesgo es que, efectivamente, se apague. Algo de ello ha sucedido también con el eufemístico "céntimo sanitario"...

Anda el Gobierno regional como Diógenes, candil en mano, a la búsqueda de proyectos e iniciativas que sostengan un plan para la recuperación económica... Por un lado más presión fiscal y, por otro, proyectos de estímulo. ¿Por qué se plantea la Junta esta perífrasis? ¿Por qué no afronta la recuperación sin rodeos? Porque primero socava el bolsillo del sector privado y, después, tranquiliza su conciencia con un plan de estímulo para el crecimiento. ¿Pero no sabe la Junta, después de 25 años de gobiernos del PP, que el primer argumento para impulsar la recuperación es reducir al mínimo el impacto fiscal sobre la actividad productiva? Qué busca pues por ahí, candil en mano, si la herramienta la tiene en casa...

Es muy probable, claro, que la imperiosa necesidad recaudatoria de la Junta tenga algo que ver con el objetivo de déficit. Ante la incapacidad manifiesta de reducir el coste estructural, la única vía posible es el incremento de los ingresos.

Porque el éxito sobre el control del déficit, tan celebrado por el ministro Montoro (para que se escuche en Bruselas), encierra unas cifras sobrecogedoras. Sólo en el caso de Castilla y León, el hecho de haber logrado frenar el incremento del déficit (+0,6%) significa que durante los seis primeros meses de 2012 los castellanos y leoneses soportan una deuda adicional per cápita de 167 euros.

La deuda pública se elevó en junio hasta los 5.894 millones. O sea, 418 millones más desde diciembre de 2011. Un 6% más en primeros seis meses del ejercicio. Un 16% con respecto a junio de 2011. Y sin contabilizar la deuda de las empresas públicas (400 millones más).

Es verdad que el déficit autonómico "sólo" ha aumentado 0,6 puntos entre el primero (9,7) y el segundo trimestre (10,3). Pero no es menos cierto que el incremento real de los seis primeros meses de 2012 es de 0,8 puntos, que se elevarían a 1,4 si se compara con el primer semestre de 2011.

Qué sabio fue Diógenes. Sabio y audaz, con un puntito de locura. A quién se le hubiera ocurrido, si no, la insolencia -tan incorrecta políticamente ayer, como hoy- de vivir en una tinaja y de salir con un candil, a pleno sol, en busca de un hombre honesto.
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