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Para el forastero, ni agua ni tractor

Para el forastero, ni agua ni tractor

miércoles 05 de septiembre de 2012, 17:36h
De acuerdo, el mundo está globalizado, cada vez hay menos límites y fronteras y puedes comprar la misma salsa de tomate en Pakistán, Estados Unidos o en Carrión de los Condes -en mi pueblo, Ledigos, no, porque hace bastante que no queda una tienda abierta-. Hoy un agricultor se puede comprar unas zapatillas de deportivas último modelo en una web extranjera, pero no puede comprar el tractor en un concesionario que tiene a veinte kilómetros, porque casualmente radica en otra provincia. ¿Cómo? Pues lo explico, porque demasiada lógica no tiene. En este país de más de un millón de agricultores y ganaderos o en esta región con más de 100.000, a la hora de comprar maquinaria agrícola sólo podemos optar a media docena de marcas de prestigio. Siempre queda el herrero o el mecánico de la comarca, que en muchas ocasiones ofrecen tanto o más calidad y buen hacer que las grandes marcas, pero ellos están muy localizados y no surten el mercado como las grandes firmas. Esas firmas que, a pesar de ser éste un país potente en agricultura y ganadería, suelen proceder de otros países, básicamente Alemania, Estados Unidos, Inglaterra o Francia.

La gente de la calle no lo sabe, pero de sobra conocen y soportan los agricultores y ganaderos las consecuencias de un acuerdo tácito de los concesionarios de esas grandes marcas, que tienen repartido el territorio nacional para no hacerse la competencia. Desde ASAJA hemos denunciado esta situación en innumerables ocasiones, porque no tiene sentido que no tengamos la libertad de poder comprar un tractor o pieza de maquinaria agrícola en una zona que no sea la nuestra. Se elimina así el derecho de todo consumidor de estudiar las distintas ofertas y elegir la que más le convenga; lisa y llanamente no te venden lo que pides, porque tu explotación no radica en la comarca del concesionario donde has ido a preguntar.

Si alguno de esos concesionarios quiere saltarse esas reglas injustas, competir en buena lid con el resto y conformarse con embolsarse un margen justo (y renunciar a los 6.000 ó 10.000 euros que el resto cobra "a mayores"), se encontrará con que sospechosamente deja de contar con la confianza de los distribuidores, que le dejarán de surtir maquinaria si rompe ese pacto de ofertar sus productos a agricultores "forasteros" a su comarca. O sea, que si actúa con libertad, sabe que en poco tiempo se verá forzado a cerrar su concesionario.

Me dirán algunos que si tengo pruebas que ahí está el juzgado, y sé que en estos asuntos lo difícil es probar los hechos, unos hechos bien conocidos por todos los agricultores. Pero al menos sí quiero dejarlo aquí escrito, aunque me lluevan chuzos de punta, y animar a los agricultores y ganaderos y a los responsables de estos concesionarios que están de nuestro lado para que luchen para acabar con estas prácticas mafiosas, más propias de otros tiempos dictatoriales que de nuestra actual democracia. Es injusto para nuestro sector que cada día lleguen a nuestras tiendas multitud de productos agroalimentarios de países terceros, haciendo competencia desleal puesto que no tienen las exigencias medioambientales ni, peor aún, humanas, que tenemos nosotros, y sin embargo nosotros no podamos si quiera comprar una vertedera en un punto de venta distinto del que radica nuestra explotación, aunque sean unos pocos kilómetros los que separan una zona de otra. Una vez más me pregunto en qué tareas se ocupa el tribunal de la competencia de este país, tan aficionado a aprisionar al sector agrícola y ganadero, y que sin embargo deja que unos cuantos señores se repartan "el territorio" de venta de maquinaria, mientras comparten una buena comida, café y puro.


Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA de Castilla y León
 
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