Mitin express y en familia de Rubalcaba en Valladolid

Es verdad que un 22 de julio (domingo para más señas) no es la mejor fecha para una convocatoria pública. También lo es que la hora, 12.30, con el sol en todo lo alto, no anima demasiado y que hay que tener mucha afición y devoción para responder a la llamada. Y si a eso se suma que los políticos no están en sus mejores horas y la ciudadanía e, incluso, la militancia están más que desencantadas con unos y con otros, el resultado no podía ser otro que el que se encontró Alfredo Pérez Rubalcaba en la localidad vallisoletana de Tudela de Duero donde se intentaba celebrar la Fiesta de la Rosa aunque rosas hubo pocas y la fiesta escaseó.
Unas 300 personas se dieron cita para escuchar unas intervenciones que casi no llegaron a lo 45 minutos y eso que intervinieron cuatro oradores. Los teloneros (Óscar Soto, Javier Izquierdo y Julio Villarrubia) emplearon poco más de cinco minutos. El resto fue para un Rubalcaba que, aunque aseguró sentirse muy bien en Valladolid y en Castilla y León, se subió al coche oficial concluida su intervención y los obligados saludos sin hacer caso alguno al concurso de tortilla o a la paella con la que los tudelanos querían celebrar la jornada. Era evidente que no había demasiadas ganas de fiesta y lo cierto es que ni los propios cargos socialistas de Valladolid y de la Comunidad respondieron a la convocatoria. "Hemos tenido que venir hasta las viejas glorias", decía un ex militante socialista que, a pesar de todo, mantiene su simpatía con un partido al que en otro tiempo le dio todo. Sin embargo, la realidad se impone y los días "negros" se suceden mientras nadie sabe muy bien cómo enderezar la situación y se mira de reojo al lunes, que tampoco viene con buenos augurios.