Esto hay que cambiarlo

Hace unos días, en uno de los numerosos comentarios que los lectores hicieron sobre mi último artículo, alguien preguntaba directamente: ¿Por qué no se nos explica a los ciudadanos qué está pasando realmente en España? Voy a tratar de explicárselo yo. Intentaré argumentar por qué en España no se informa de nada a los ciudadanos. O mejor dicho, por qué no se nos explica casi nada y lo poco que se nos explica, es mentira.

Ayer por la tarde, invitado por su Presidente, Ignacio Buqueras, asistí a la celebración en Madrid, del XXV Aniversario de  la Fundación Independiente. Allí estaban, entre otros, el Presidente de la Fundación COPE, el Presidente de Honor del Club de Roma, el Presidente de la Fundación San Pablo-CEU, el Presidente de Everis y la Presidenta de la Asociación Nacional de la Prensa. Fue un encuentro muy interesante, donde se plantearon cuestiones como ¿qué se espera hoy de la sociedad civil, o qué papel tendría que jugar la sociedad civil hoy en España?

Allí dejé claro que nuestra sociedad civil o los ciudadanos españoles, porque al final es lo mismo, no pintan nada en este sistema democrático que nos hemos dado entre todos. Ni están, ni se les espera, digo, copiando la famosa frase de Sabino Fernández Campo en la Zarzuela, que tantos y tantos ríos de tinta ha generado. La sociedad civil española no existe como tal y lo que es peor, la clase política espera que no aparezca nunca. Recuerden la famosa obra de Samuel Beckett 'Esperando a Godot'. Pues igual que Godot, hoy la sociedad civil no aparecerá en el panorama español. Quizá mañana aparezca. Simplemente con lo que estoy diciendo, creo haber contestado a la pregunta que me hacían. ¿Por qué no nos cuentan lo que está pasando?. Sencillamente porque para ellos, no somos nada, no somos nadie. Los ciudadanos no existimos en la actual organización política de nuestro país. Ellos toman las decisiones y nosotros las acatamos.

Un solo día, una vez, cada cuatro años, con la finalidad de seguir manteniendo la apariencia democrática que les sustenta, nos permiten decir quienes, de entre ellos, nos va a representar. Se acabó la presente historia.

Y yo digo desde aquí, y dije ayer en la reunión de Madrid, que es imprescindible estimular y desarrollar la participación de los ciudadanos en la política.

Que hasta aquí hemos llegado. Que hay que evitar que los partidos políticos tengan el monopolio del debate y de la representación política. Que los ciudadanos debemos encontrar cauces para que seamos realmente nosotros quienes tengamos el control real sobre nuestros representantes. Debemos de creer firmemente que es posible una democracia donde la voz de la sociedad civil española, esté presente en el Parlamento Nacional. Ya sé que soy la voz que clama en el desierto. La voz desesperada de un ciudadano más al que pronto callarán los altavoces de la propaganda partidista.

Hoy se habla mucho de reducir la estructura del Estado, de ajustar costes, de que fluya el crédito y de sujetar el déficit. Fantástico, estoy completamente de acuerdo. Pero qué me dicen ustedes de un país en el que su Constitución prohíbe expresamente en su artículo 67.2 el mandato imperativo. Dicho en castellano y para que todos lo entendamos, eso quiere decir que usted y yo, y todos aquellos que han elegido a un Diputado o a un Senador para que nos represente, una vez elegidos, aunque lo hagan mal, aunque sean unos corruptos o traicionen sus promesas electorales, ya no podemos hacer nada para cambiarlos hasta pasados cuatro años. ¿Y qué tal si empezamos por cambiar eso y que el Diputado o Senador que lo haga mal, que sea corrupto o que traicione las promesas hechas a sus votantes, pueda ser revocado por ellos de inmediato? A que les gusta? Y vuelvo a Godot y su famoso final.

¿Qué?, ¿cambiamos esto? Cambiémoslo

Daniel MovillaTwitter: @danielmovilla