Lo previsible, pero con alguna duda nueva

Ha sido un Congreso extraño el celebrado este sábado en Ávila por los populares de Castilla y León. Lo ha sido porque a pesar del balance de gestión de los últimos cuatro años que, aunque sólo sea por los resultados electorales no tiene una pega, el entusiasmo que reinaba en el Palacio de Congresos Lienzo Norte era más bien poco y la expectación nula. Tal vez por eso la puntualidad de los compromisarios que llegaban al cónclave fue mínima, mientras más de uno ironizaba con la terrible posibilidad de perderse el debate. El propio reelegido presidente autonómico del PP, Juan Vicente Herrera, se prestó a aclarar que la cita no era un congreso a la búlgara, como también tuvo que explicar que hasta que se produjeran las votaciones, todavía era candidato (el candidato, no un candidato). Es más, retó al pleno a  que un compromisario "valiente" se atreviese a decir que ya estaba harto de su prolongado mandato al frente de los populares, pero tampoco hubo valientes. Total, que Herrera fue relegido sin oposición alguna y con tan sólo 29 votos entre blancos o nulos, es decir, con el 77,4 por ciento de los votos.
La única sorpresa fue el nombramiento de la actual consejera de Cultura, Alicia García, para ocupar un puesto orgánico de nueva creación, la Coordinación General, lo que supone, en la práctica, convertirla en el número tres del partido en la Comunidad, un hecho que no viene sino a sumar más incertidumbre a la carrera ya abierta para suceder a Herrera al frente de la Junta de Castilla y León.