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Liderazgo sin resolver

Liderazgo sin resolver

Por Óscar Sánchez
domingo 15 de abril de 2012, 17:41h
Si hay algo en lo que todo el mundo está de acuerdo en el Partido Socialista de Castilla y León es en que la recién elegida Comisión Ejecutiva Autonómica tiene un difícil trabajo por delante.

La pérdida de votos y de poder institucional sitúa al partido en uno de sus peores momentos. En las últimas elecciones autonómicas, celebradas en mayo de 2011, Óscar López se quedó muy por debajo de sus expectativas con un 29,6 % de los votos, lo que supuso caer al nivel de 1995, el peor resultado de la historia de los socialistas castellanoleoneses. A ello hay que sumar la pérdida de poder en el ámbito municipal y, por supuesto, el mazazo que supuso la derrota en las pasadas elecciones generales.

En una situación tan difícil, solo un liderazgo muy sólido puede conseguir que el partido vuelva a recuperar la confianza en sí mismo -premisa ineludible si se quiere intentar recuperar la confianza de la ciudadanía-. El XII congreso ha resuelto el interrogante de la secretaría general, pero no el del liderazgo. Muchos se preguntan si la bicefalia que se instaura entre López y Villarrubia va a ser buena para garantizar la necesaria solidez o si los conflictos internos, que permanecen más o menos larvados en prácticamente todas las provincias, no terminarán estallándole en las manos a la nueva dirección autonómica a medida que se vayan celebrando los congresos provinciales en los próximos meses. Lo más lamentable es que muchos de esos conflictos no responderán a motivaciones ideológicas o a la presencia de tendencias regeneradoras, sino pura y simplemente a una encarnizada batalla por la supervivencia política -y a veces por la supervivencia a secas- entre las élites locales de la organización.

Quedan muchas incógnitas en el aire. Dentro de poco más de dos años, en el otoño de 2014 el PSCyL, tal y como prevén sus normas internas, deberá abrir un proceso de primarias para elegir un candidato a la Presidencia de la Junta. ¿Habrá un solo aspirante o unas primarias abiertas? ¿Se presentará de nuevo Óscar López? ¿Surgirá algún aspirante sorpresa? En política, dos años son un mundo y lo que pueda pasar sin duda estará condicionado por la evolución de la política nacional y el eventual desgaste del Partido Popular. El momento en el que Herrera decida sobre su continuidad al frente de la Junta y la identidad de su sucesor o sucesora también tendrán su parte de influencia en las decisiones que adopten los líderes socialistas.

Mientras llega ese momento decisivo, la nueva dirección de los socialistas castellanoleoneses tendrá que convencer a los ciudadanos de que realmente tienen un proyecto político para esta comunidad autónoma.

Tras un cuarto de siglo de gobiernos populares, Castilla y León sigue siendo una comunidad con un escaso dinamismo económico, lo que se traduce en escasas oportunidades de futuro para los jóvenes. La crisis ha venido a agravar aún más esa situación y los 230.000 parados pesan como una losa sobre el gobierno de Herrera. Si en los momentos de bonanza no ha habido iniciativas políticas destacables para sacar a la comunidad de su atonía, ahora, con una capacidad de gasto limitada, el margen de maniobra de la Junta se reduce dramáticamente. El proyecto político del Partido Popular ha sido básicamente un proyecto de gestión y no un verdadero proyecto de gobierno. Ha sido un proyecto exitoso, si lo que se tiene en cuenta es su capacidad para perpetuarse en el poder mediante el establecimiento de un mecanismo clientelar perfectamente engrasado, pero un proyecto fracasado si atendemos a su incapacidad para diseñar un modelo de comunidad y una visión estratégica para futuro de la misma.

El PSCyL, hasta ahora, no ha sido capaz de ofrecer a la ciudadanía de Castilla y León un discurso que le hiciera abandonar su proverbial resignación y empezar a creer en las posibilidades de esta tierra, que son muchas. Elección tras elección, el sentimiento de muchos ciudadanos ha sido el de seguir optando por "lo malo conocido", ante el escaso atractivo de "lo bueno por conocer". El reto para el PSCyL es romper con esa dinámica, pero para ser creíble, primero tiene que demostrar que, de puertas para adentro, también hay otra forma de hacer política.

Óscar Sánchez Muñoz. Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Valladolid.
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