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Corregir el tsunami socialista (sic)

Corregir el tsunami socialista (sic)

jueves 05 de abril de 2012, 19:39h
Alegría, alborozo contenido, indiferencia, censura, crítica -crítica soez, incluso-, reprobación altisonante, burla grotesca... De todo se ha podido escuchar y leer en estos días, inmediatamente después de conocer con cierto detalle el esperado proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2012. Sí, para este año, cuyo primer cuarto ya ha pasado a la historia. Pero, oiga: y al margen de frases estudiadas -esas que buscan notoriedad o que coronan la estrategia de la superficialidad-, ¿qué mensajes encierra la propuesta presupuestaria del Gobierno?

1) España se ha empobrecido. Y sin necesidad de acudir a la aplastante lógica de la paremiología, entre las que sobresalen las sentencias de Perogrullo, parece evidente que el país camina necesariamente, aunque con cierto retraso, hacia el reequilibrio entre su volumen de gasto y la nueva realidad de sus ingresos. Un recorrido, difícil y doloroso, que ya realizaron en gran medida las familias y las empresas, con gran sacrificio y con numerosas bajas. 

2) España está en la UVI: la gravedad de la crisis es extrema. El sector público está obligado a adelgazar drásticamente y adaptarse también a la nueva realidad de los ingresos. Después de tres años y medio de padecimientos, sin recurrir siquiera a un débil analgésico (2008-mayo de 2010); después de año y medio de ineficaces curas de diseño (2010-2011)... la tozuda realidad se impone y, por fin, acude a la cirugía. El último recurso. El definitivo.

3) La rigidez del gasto estructural, sostén del gran peso público en las cuentas del país (el 48% del PIB: casi medio billón de euros). Rigidez, sí. Un rasgo diferencial, típico, que se ha reproducido en cascada desde la Administración del Estado hasta las más pequeñas estructuras públicas locales. Tan lógico y comprensible como insoportable. ¿No será porque los parlamentos y los equipos de gobierno han caído en manos de funcionarios? No, claro que no.

Lo cierto es que éstos, los Presupuestos más austeros de la democracia, según el propio Gobierno, presentan un recorte de 27.300 millones de euros a las cuentas públicas de la Administración central en relación con las de 2010. Ni más ni menos. Una barbaridad.

Aunque, si el lector se asoma a los grandes capítulos, quizá entienda mejor en qué se apoya ese fabuloso recorte. El gasto total presupuestado se reduce en 12.500 millones (-9,6%). El gasto no financiero previsto desciende en 8.200 millones (-6,7%), pero el gasto estructural (gasto corriente) sólo baja el 2,5%, en claro contraste con el gasto de capital (-36,1%), cuyas partidas se destinan en general a la inversión.

Es verdad que, en este capítulo de inversiones, Castilla y León se desmarca de las áreas territoriales peor tratadas. Por eso, quizá, José Antonio de Santiago-Juárez ha podido decir que, en estas cuentas públicas -"las mejores para corregir el tsunami socialista"- la Comunidad "no sale pal parada". Hay que reconocer que José Antonio de Santiago-Juárez es un político hábil. Y un buen Portavoz. Quizá también lo fuese, seguro, de un Gobierno del PSOE, pero le ha tocado en gracia al PP y ciertamente aporta valor añadido. 

Ocurre, sin embargo, que con este argumento ha generado una cierta inquietud en ciertos corrillos del PPCyL. No es que vaya a enmudecer el coro de la famosa estrofa petitoria cíclica: ¡...y qué hay de lo mío! No, qué va. Pero, claro, si con el recurso al tsunami ha salido airoso al justificar el recorte presupuestario, a todas luces necesario, aplicado por el Gobierno de Mariano Rajoy, ¿cómo explicará el no menos fabuloso recorte que presentará el equipo de Juan Vicente Herrera en el Presupuesto de este año, si aquí no ha cambiado el color del Gobierno regional en los últimos 25 años? Seguro que también saldrá airoso. Sin duda alguna.  

Manuel Trapote. Periodista.
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