red.diariocritico.com

Sin agricultura, nada

Por Fernando Franco Jubete
viernes 16 de marzo de 2012, 18:12h
Sin Agricultura nada, afirmaba Lucio Junio Moderato Columela, agrónomo pionero excepcional, en el año 50 antes de Cristo, y las cosas no han cambiado. Sigue siendo el lema que establece el carácter estratégico de la Agricultura como productora de alimentos, porque las sociedades son su alimentación. Por ello es una satisfacción para los que vivimos por y para la Agricultura poder llamar así al nuevo Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, recuperando y priorizando la Agricultura, seguida por la Alimentación, que es su objetivo principal y lo va a ser mucho más en un futuro muy próximo. Y en tercer lugar, en la denominación del Ministerio y en su trascendencia social, económica y laboral, el Medio Ambiente, que es el marco en el que se desarrollan sus actividades productivas. Un marco que hay que cuidar y que mantiene su importancia, pero no la prioridad, como en la ya obsoleta denominación del Ministerio de Zapatero y, con frecuencia, en los planteamientos normativos de la Unión Europea, incluida la actualmente debatida, y rebatida, reforma de la Política Agraria Común.
   
Y con la nueva priorización de la Agricultura nos ha llegado un ministro, experto en la materia, porque ya lo fue en la época de Aznar, porque ha sido parlamentario europeo, domina idiomas y conocimientos de economía, puede hablar de tu y replicar con solvencia a cualquier personaje de la política agraria europea y, lo que es más importante, conoce la agricultura aunque sea de familia de propietarios latifundistas. Hace un par de meses lo comentaba un líder agrario de izquierdas: un latifundista andaluz puede ser un buen ministro de agricultura.
   
Yo lo creo y Miguel Arias Cañete está dando muestras de ello desde que ha tomado posesión del cargo, porque se está convirtiendo en el ministro más activo hasta la fecha y el primero que fue a Bruselas, demostrando que su presencia en el gobierno tiene como objetivo priorizar la Agricultura, no sólo en la denominación del Ministerio, visualizarla social y mediáticamente, mantenerla presente en la sociedad hasta conseguir que vuelva a alcanzar el prestigio que tuvo y debe tener. O al menos, el prestigio que tiene en Francia la Agricultura francesa para los franceses. Eso es lo que yo espero y lo que, supongo, espera todo el mundo agrario.
   
Por fin, siete años después, la Agricultura española vuelve a tener un ministro eficaz, que inspira confianza, con capacidad para defenderla en los difíciles trances que se avecinan, oponiéndose al modelo de reforma de la PAC, que no se adecua a la realidad de la economía ni de la agricultura española. Porque los agricultores y ganaderos españoles y europeos no pueden ver reducidos los actuales niveles de compensación de renta, en un momento en que las cadenas agroalimentarias no funcionan correctamente, por su dependencia internacional y su escaso control público, y cuando están aumentando constantemente los costes de producción.
   
Como formador de técnicos agrarios he vivido el crecimiento desmedido de los estudios agrarios en Castilla y León y su correspondiente demanda, en unos momentos en que la Política Agraria Común amparaba la agricultura y prometía su florecimiento a partir de 1986. La sociedad se lo creyó y enviaba a sus hijos a formarse en agricultura y medio ambiente. Las titulaciones verdes estuvieron de moda durante quince años, pero la crisis permanente de la agricultura y la ganadería en los finales del siglo XX y comienzos del XXI fue calando en la sociedad con el consiguiente abandono social de los estudios verdes.

Pero todas las crisis tocan fondo y la de la Agricultura y la formación agraria, que es una sola por su estrecha relación, comienza a remontar no sólo por razones de demanda alimentaria internacional, sino porque la sociedad está convenciéndose de que es el sector estratégico por excelencia, no sólo por su objetivo principal de producir alimentos de calidad, sino también porque es el refugio social por excelencia, el último recurso cuando ya no queda nada. Siempre será el cobijo de los hijos que se fueron. Porque en el medio rural, en la Agricultura,  está el origen de la sociedad, de todas las sociedades. Las puertas del campo siempre están abiertas. En nuestros pueblos siempre hay una mano tendida, un plato de comida sana que ofrecer, una ocupación que compartir. Porque aquí, en Castilla y León, y en todo el mundo, SIN AGRICULTURA NADA.

Fernando Franco Jubete. Ingeniero Agrónomo, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios
ventana.flyLoaderQueue = ventana.flyLoaderQueue || [] ventana.flyLoaderQueue.push(()=>{ flyLoader.ejecutar([ { // Zona flotante aguas afuera ID de zona: 4536, contenedor: document.getElementById('fly_106846_4536') } ]) })