red.diariocritico.com

Antes llorón que estadista

lunes 12 de marzo de 2012, 19:23h
Hace pocos días Javier Beulin, líder de la mayor organización agraria francesa, la FNSEA, decía: "aunque subsisten verdaderos problemas sobre varios sectores de producciones, la agricultura francesa va mejor e incluso para algunos, va bien. No reconocerlo hoy, es no ser creíble mañana si aparecieran nuevas crisis". Estas palabras me han hecho pensar y plantearme varias reflexiones.

Primera, está claro que hay una distancia entre las explotaciones francesas y las nuestras. No por el grado de profesionalidad de los agricultores y ganaderos, porque hoy por hoy sinceramente creo que pocas lecciones podríamos darnos unos a otros, ya que la información y la formación es rápida y uniforme; si no por circunstancias naturales que les han hecho más competitivos, como el agua que, salvo periodos como el actual, siempre les beneficia, y también circunstancias estructurales, como el compromiso social y político con el campo francés y la mejor organización de su sector productor (un punto en el que también tenemos nuestra parte de culpa los agricultores y ganaderos españoles, con esa manía de no ponernos de acuerdo ni para lo que es bueno para todos). Esas pequeñas diferencias se traducen en unos pocos céntimos más por lo producido, que muchas veces diferencia la supervivencia de la ganancia.

Pero escuchando al colega francés me pregunto también si sería posible a los agricultores y ganaderos, o a sus organizaciones, reconocer que un año la cosa no ha estado mal, sobre todo teniendo en cuenta el panorama actual de crisis que afecta a todos los sectores: de hecho, ahí están las cifras del PIB y del informe Funcas, que dice mucho de cuáles son los sectores que verdaderamente están tirando del carro de nuestra economía regional. Pero a continuación me contesto: difícil, muy difícil. Primero, porque es obvio que, hasta en las buenas situaciones y en cosechas buenas, como la del año pasado, siempre hay personas que no se han visto favorecidas, y que se sentirían excluidas de la organización si hablara positivamente. Segundo, porque siempre habría otro contrincante que diría "Pues le habrá ido bien a Donaciano", a pesar de que el año pasado el 40 por ciento del cereal de mi explotación se perdió por el pedrisco.

Dejo para el final la tercera razón que nos impediría hablar como los líderes franceses: los periodistas dejarían de hacernos caso, y entonces perderíamos nuestra casi única y vital herramienta de incomodar a administraciones y grandes empresas. Los periodistas tienen la costumbre, no sé si buena o mala, de encender la grabadora cuando hay críticas y datos negativos. Ya ahora, en el mes de marzo, tras un invierno seco y duro, se cuentan por decenas las páginas y los minutos de radio y televisión ocupados con las consecuencias de esa sequía que tiene "pertinaz" casi como apellido. Los agricultores queremos y deseamos, y sabemos que todavía es posible, que unas buenas lluvias amansen y den vida a la tierra. Pero ni la esperanza ni la paciencia hacen buenos titulares, así que, hoy por hoy, si los agricultores queremos que nos hagan caso, hablaremos de sequía. Ojalá cambie el tiempo, y estas noticias se queden en agua de borrajas: a cambio de una buena cosecha no me importaría quedar de llorón e incluso tener que perder, como dice Beulin, un poco de una credibilidad como estadista a la que tampoco aspiro.

Donaciano Dujo. Presidente de Asaja Castilla y León.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios