Gobierno de gran coalición...por un mes
jueves 17 de noviembre de 2011, 00:14h
Las imprecisiones constitucionales hacen que resulte difícil definir de
una manera exacta cuándo tomará posesión el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy.
Por mucho que se aceleren los trámites, parece difícil que el líder del
PP y previsible ganador de las elecciones de este domingo pueda
celebrar su primer Consejo de Ministros antes del día de Navidad. Con lo
que se abre un período de interinidad que algunos contemplan, con la
que está cayendo en los mercados europeos, como algo peligroso.
Me
permito introducir una brizna de optimismo en el muy negro panorama que
nos pintan y nos pintamos. Me consta que el patriotismo de que están
haciendo gala el irreversiblemente saliente Zapatero y el casi
irremisiblemente entrante Rajoy está siendo notable. El propio líder
'popular' ha reconocido abiertamente lo que ya todos sabían: que habla
casi diariamente con el aún presidente del Gobierno. Y, aunque no lo
diga, ambos están de acuerdo en la trayectoria marcada y en presentarse
con una voz conjunta ante una Europa a la que el proceso electoral
español interesa mucho, pero apasiona poco, porque todo lo da por
resuelto.
Así, tengo la impresión de que, a partir del próximo
lunes, vamos a vivir una especie de Gobierno de gran coalición en la
sombra. Es decir, que el traspaso de poderes ya ha empezado, no
abiertamente, pese a que ello favorece poco las expectativas que aún
puedan quedarle a Rubalcaba. Rajoy mostrará su respeto por un Zapatero
que ha errado mucho, pero que se despide con dignidad, y sospecho que
los socialistas se apresurarán, con Rubalcaba como único icono visible
-por ahora--, a colocarse en situación de ayuda al vencedor, al menos de
cara a las exigencias europeas.
Bueno, menos da una piedra; el
gran pacto no ha sido posible, y hubiese sido necesario, ya desde el
comienzo de una Legislatura que ha tenido tintes caóticos. Pero en este
período de mudanza de enseres y poderes tendremos pacto no escrito ni
reconocido. Así saldremos de 2011 y entraremos en el temible 2012: al
menos con paz política.