Un 20N para CyL visto desde la capital

No son buenos tiempos para la lírica, desde luego. Pero una de las diferencias existentes entre las personas físicas y las empresas con los países y los territorios es que los primeros mueren y las segundas cierran. Pero las naciones y los territorios perviven aunque en ocasiones den la sensación de que también están para la tumba.

El cambio político va a llegar con enorme fuerza. Pero está por ver si esa fuerza también prende en la sociedad civil, o lo que sea que tampoco tengo claro que exista, en las clases medias y en las clases más depauperadas. O si, por el contrario, volverán a sacar el garrote para atizar al primero que llegue, es decir, a Mariano Rajoy.

Por vez primera desde que ejerzo el oficio de escribidor, con unas cuantas costuras en mi modesto físico por mor de la verdad y de mis propios errores, contemplo a mis compatriotas completamente conscientes de la gravedad de la situación. Todo se derrumba mientras la corrupción en cajas, estamentos oficiales, e incluso hasta las cercanías de la Corona, campa por sus dineros. Por cierto, vuelvo a dirigirme a los responsables de CAJA DE BURGOS a ver si de una vez por todas abren sus ventanas y entra algo de luz.

De modo y manera que esa ciudadanía abrumada por la miseria y el miedo tiene dos opciones: arrimar el hombro para coadyuvar con los nuevos gestores nacionales o poner una piedra en el cuello de cada españolito (a) e irnos todos juntos, cogiditos de la mano, al primer lago que tenga profundidad.

Dicen que Castilla y León está capeando mejor que otras comunidades el leviatán de la crisis. Sinceramente lo ignoro. Pero viajo con frecuencia a mi tierra y sinceramente veo lo mismo que en todas partes: desempleo, acojone, ahorro en lo que se puede y temor al futuro. Mucho temor.

La verdad no sé a qué viene tanto triunfalismo por parte de algunos dirigentes de la Junta. Al fin y al cabo si lo hicieran o hiciesen bien para eso les pagamos. Y bastante bien.

Desde esta atalaya desearles, sincera y honradamente, mejores tiempos y larga vida al viejo reino de Castilla...y León que es, naturalmente, España.

Graciano Palomo. Periodista.