La imagen de los funcionarios

Desde Larra para acá, los funcionarios no han tenido nunca buena imagen. Ellos tampoco se han esforzado por ser los más valorados en el barómetro del CIS o en la provincia donde trabajan. Son muchos, con sus vacaciones, sus jubilaciones, sus gastos de oficina, su calefacción, su aire acondicionado, sus dietas, sus liberados sindicales...

Cuando se sienten innecesarios se inventan mil y una pejigueras que perjudica al ciudadano que le paga. Bastantes han entrado por enchufe, amiguetes del partido, parientes, que se han ido instalando en las Administraciones.

Los políticos -no los mejores ni los más preparados para esos cargos- quieren quedar bien ante la ciudadanía y dicen que los funcionarios deben asumir parte del coste de la crisis. Ya han visto reducidos y luego congelados sus sueldos, pero barruntan que podían enfrentarse a nuevas rebajas salariales como consecuencia de los ajustes en las comunidades.

Como dijo el catalán: "Que sean conscientes del gran privilegio que es la estabilidad de sus puestos de trabajo". Pero, ¿sobran funcionarios? Si se compara con otros países, no. Ahora bien, la jornada del funcionario español es la más baja de toda la Unión Europea. La patronal, sin embargo, cree que hay muchos funcionarios. El presidente de la Confederación Vallisoletana de Empresarios, Manuel Soler cada vez que abre la boca dice que hay que "jibarizar la administración pública".

Hace unos meses apareció la "Lista de la Dignidad" de empleados de la Junta de Castilla y León". Un grupo asambleario que tiene como objetivo acabar con el despilfarro...y dignificar la función pública, tan denostada por la ciudadanía y en particular por los políticos.

Este colectivo que persigue una buena imagen para el funcionariado debería aconsejar a sus compañeros que trabajan en la sede de la Junta ( el colegio de la Asunción)  que a la hora del café no salgan en grupo de diez (con el director general, a veces, a la cabeza), que esa riada de funcionarios hacia las cafeterías de Covaresa se debe cortar a cierta hora, que no vuelvan con las bolsas de la compra de Mercadona... porque los vecinos de la urbanización les ven, les critican y les denuestan,  y porque además deben estar en sus puestos de trabajo.

El funcionario debe ser trabajador y parecerlo.