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Julian Assange compareció ante la justicia británica de nuevo y se declaró satisfecho del curso que sigue su proceso. El fundador de WikiLeaks entró en una sala escoltado por dos agentes y permaneció ahí durante apenas 10 minutos que duró la vista.
El único cambio sustancial: tendrá derecho a dormir en Londres, en el Frontline Club, los días en que se juega la extradición a principios de febrero. El Frontline Club es la asociación de periodistas fundada por su amigo Vaughan Smith, igualmente propietario de la mansión donde Assange reside desde que el juez le concedió la libertad bajo fianza el 16 de diciembre.
Assange ha denunciado una campaña de Estados Unidos contra él y sus seguidores y se quejó de que se intervengan sus cuentas de Twitter así como de la diputada islandesa Birgitta Jónsdóttir y el hacker holandés Rop Gonggrijp. Su amigo Vaughan Smith y la activista pro derechos humanos Bianca Jagger acompañaban al acusado en los pasillos de la Corte Real de Justicia de Woolwich.
Assange se encuentra en libertad condicional en Reino Unido desde el 16 de diciembre pasadoy ahora enfrenta el último paso antes del inicio del proceso de extracción a Suecia, donde los tribunales le acusan de “agresión sexual”.
Pero los abogados del antiguo hacker australiano temen que, si Reino Unido entrega a Assange a Suecia, éste acabe siendo extraditado a Estados Unidos.
En un documento la defensa alega que en caso de extradición “existe un riesgo real” de que Assange termine detenido en Guantánamo o expuesto a la pena de muerte en Estados Unidos, quienes lo buscan por terrorismo.
El vicepresidente norteamericano, Joe Biden, confirmó recientemente que el departamento de Justicia buscaba vías legales para acusar a Assange, a quien calificó de “terrorista de alta tecnología”.
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