¿Es Garzón un prevaricador?

No, no lo es a nuestro juicio. Lo decimos así, sin titubeos. Garzón es un mal instructor, es un juez valiente, es un hombre que ha luchado como casi nadie contra ETA, contra los narcotraficantes…y que tantas veces lo ha hecho rematadamente mal. Nada se le pone por delante en su afán de acumular notoriedad, tiene un ego que se lo pisa. Es, en suma, un hombre contradictorio, y un juez debe evitar, pensamos, ser contradictorio. Es un juez con alma de político, que es algo que no debería, creemos, tener un magistrado. Es un personaje apasionado, lo que conviene poco a quien imparte la Justicia. Tiene claros magníficos y oscuros lamentables. Defensores a ultranza -aunque le quedan pocos, la Fiscalía entre esos pocos -y críticos terribles -soporta, con mal talante, a muchos, nosotros entre ellos-.

Pero no es un prevaricador. Un mal instructor, un hombre con principios llevados al extremo, puede que no sea un buen juez. Sería un periodista para la polémica, un político para las causas arrebatadas, pero no tiene por qué ser un prevaricador. Nos parece muy fuerte llegar hasta llamar prevaricador a un juez presumiblemente errado, y nos parece aún más fuerte que quien pretenda llevarlo al banquillo sea un sindicato ultraderechista, que ya ha demostrado por dónde van sus tiros a lo largo de toda la pasada Legislatura, llena de crispaciones, tensiones y demasías, propiciadas, en no pocos casos, por Manos Limpias, por la Asociación de Víctimas del Terrorismo cuando la dirigía el señor Alcaraz y, claro, por el inspirador de las ‘pasadas’ en la COPE, Jiménez Lozanitos y sus muchachos. Creíamos superada esta etapa, y pensamos que ‘este’ Partido Popular, por muy enfrentado que esté -y puede que, en algún caso, legítimamente- con Baltasar Garzón, no debería secundar la iniciativa de ‘Manos Limpias’: tiene sus propias acciones legales pendientes, y quedarían ensuciadas con estas manos sedicentemente inmaculadas.

Hay otros muchos recursos para detener la instrucción de un juez incompetente, hay muchos motivos para protestar, desde la parte perjudicada, por sus instrucciones. ‘Manos Limpias’ tiene perfecto derecho a plantear sus iniciativas, pero defendemos nuestro derecho a criticarlas: aquí estamos, nos tememos, ante una protesta política, que trata no de restablecer el derecho, sino de frenar una iniciativa -que nos parece loable, pero que puede que a Garzón no le correspondiese; lo dilucidarán los tribunales- para revisar los excesos y crímenes del franquismo.