El Ecuador tradicionalmente ha tenido una política internacional guiada por principios y normas de derecho internacional y los tratados internacionales. Nadie puede dudar de que esos lineamientos pueden cambiarse o modificarse dependiendo de las concepciones políticas de quienes nos gobiernan, pero sin romper políticas nacionales como por ejemplo nuestros derechos sobre el mar territorial, la solución pacífica de las controversias, el respeto a los tratados internacionales, los derechos humanos y otros.
Las modificaciones en la política internacional deberían responder siempre a los intereses de los estados y en menor escala a la política de los gobiernos, pero no se puede confundir jamás la política internacional con los criterios personales de quien dirige una nación.
En esta época de cambios hemos visto tremendos enfrentamientos supuestamente personales entre jefes de estados como son los de Colombia y Venezuela y de éste contra todos los inimaginables.
También agresiones tremendas a mandatarios como cuando el Rey de España mandó a callar al Presidente venezolano.
Epítetos que compiten con los que se usan desde nuestro Palacio de Carondelet, pero al mismo tiempo hemos visto la madurez política -fruto de su experiencia como estadistas- cuando se piensa en función de patria y de acuerdo a los intereses de sus estados, dejando a un lado su vanidad personal.
Las lecciones de las últimas semanas de Chávez con Uribe y el Rey Español se contraponen con la falta de respeto diplomático que tuvo el Ecuador en la última visita del Secretario de la OEA. Estas ideas nos llevan frontalmente a afirmar que la política internacional del Ecuador debe reenfocarse.
Si (
No(
