Empieza a tener a la prensa en contra e incluso a parte de la afición, Schuster, digo y escribo, pero ahora mismo todos los teóricos aspirantes al título –léase Barça, Valencia y Sevilla- se cambiarían por el Madrid. Porque los blancos, fáciles vencedores de un Recre que el año pasado los apalizó en el Bernabéu (0-4), salen reforzados de la jornada. El Madrid es más líder, aumenta su ventaja sobre el segundo, ahora el Barça, y se distancia más de Valencia y Villarreal, tras sus respectivas derrotas. El otro hecho destacado de la jornada fue la también victoria de los de Rijkaard, con Messi dando la talla, sobre los de Aguirre, con un Agüero desapercibido. El Barça parece que este año sí tiene hambre de títulos.
Ya no es noticia, como todo lo que se repite, pero el otrora grande y aspirante a la Liga y vencedor de cinco títulos en 13 meses, léase el Sevilla, sigue una racha peligrosa, tras perder con el Depor. Algo similar al subcampeón de Copa, el Getafe de Laudrup, que acumula otra derrota. Pero en esta jornada dominguera hubo otras dos noticias importantes para nuestro deporte. La medalla de plata de las chicas de baloncesto, que sin ser favoritas hicieron un gran campeonato y sólo cayeron ante Rusia, casualmente igual que los hombres, que sí eran favoritos, hace tres semanas.
Y la mayor noticia, noticia nos la sirvió la diosa Fortuna, que sonrió ¡por fin!, este domingo a Fernando Alonso. O sea, al revés que a lo largo del Mundial de Fórmula 1, donde siempre lanzó a sus juguetones hados para que bendijeran a Hamilton -se había dado pocos golpes, en ninguno rompió el coche y nunca le fallaron los neumáticos- y perjudicaran al español -con una campaña plena de problemas y mala suerte-. Hasta este Gran Premio de China. Y, aunque el azar es un componente no sólo a veces decisivo, sino indispensable para darle interés al deporte, que si no, casi siempre ganarían los mismos, tampoco era normal su comportamiento tan ‘antialonsiano’, tan ‘superhamiltoniano’.
De modo que en la penúltima carrera han confluido los errores de Hamilton, un gran piloto, a no olvidar, y la mala suerte con los neumáticos. Y se ha abierto la puerta de la esperanza para que el asturiano llegue con opciones a la última carrera, a la pista talismán de Brasil, que le vio coronarse los dos últimos años. Bien es verdad que la desventaja acumulada, más por esa mala suerte que por sus errores, aún denota cuatro puntos más para el inglés. Bien es verdad que éste sigue siendo el máximo favorito. Y, ojo, sin olvidar a Raikkonen, a siete puntos del líder y tres de Alonso.
De modo que los españoles madrugaremos dentro de dos domingos para vivir intensamente una carrera pasional y compulsiva, en la que Alonso, por tercer año consecutivo puede acabar siendo campeón del mundo, aunque lo tenga más difícil, mucho más que en 2005 y 2006. Mas quien sabe si la diosa Fortuna o los nervios de Hamilton al verse tan cerca del título no le deparan otra mala pasada y Alonso se aprovecha, quien sabe, Pero, en cualquier caso, aunque Alonso finalmente sólo fuera subcampeón, ha hecho una más que digna campaña, se ha impuesto en cuatro carreras y, algo insólito hasta ahora en la historia, el campeón ha tenido su mayor enemigo en su escudería con Hamilton y con el impresentable Ron Denis, el jefe de la escudería británica Mc-Laren.
Todo un logro para el hasta su llegada depauperadísimo deporte de la Fórmula 1 en España. Máxime si esta segunda plaza se suma a los dos títulos que ya se ha apuntado, que pueden ser muchos más, dada su juventud. O sea, que Alonso -sea o no simpático, ¿qué más da?- es todo un lujo para nuestro deporte. E igualmente, además de un lujo es un tricampeón. La solución en dos semanas. Suerte, Alonso. La misma que te faltó hasta este domingo. La misma que tuviste ahora. Te la mereces.
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