No te va a gustar. Mariano, sin más

La cosa se ha adelantado, y Mariano Rajoy fue proclamado este lunes candidato oficial del Partido Popular a la presidencia del Gobierno de España. En realidad, ya lo era, y el PP ha perdido una oportunidad de oro para organizar un acto formal de proclamación en una fecha más próxima a las elecciones de marzo, pero en fin…Tengo la sensación de que los nervios y el bullicio interno en el PP forzaron este adelantamiento, casi insólito, en la proclamación. Siempre pensé que no existía, y ahora existe aún menos, peligro de guerra de sucesión en el principal partido de la oposición. Hay ambiciones y ambiciosos, lenguaraces, gente más peligrosa que un mono con una caja de bombas, cuña de la misma madera. Como, por lo demás, ocurre en todos los partidos, que ya se sabe que hay enemigos, enemigos a muerte y correligionarios. Lo que no hay en el PP es más sucesores que el propio Mariano Rajoy. Lo mismo que ocurre en el PSOE con Zapatero.

Rajoy es, para mí, el mejor candidato posible y, además, hoy por hoy, es el único. Tengo para mí que, si pierde las elecciones de marzo, habrá movida en el PP, exactamente de la misma manera que la habrá en el PSOE si ahora pierde con Zapatero. La de marzo es una lucha a muerte, porque no habrá cuartel para el vencido. Y los dos contendientes se han lanzado con fuerza, y me parece que con algo de anticipación excesiva, a la pelea por el sillón de La Moncloa.

Ciertamente, lo tiene más difícil Rajoy, que ni controla el Boletín Oficial del Estado ni la gestión de los Presupuestos, ni el funcionamiento de la Administración, que son las bazas con las que cuenta Zapatero para sacar sus conejos benefactores de la chistera del Estado. No me parece mal, que conste; si no existiesen las campañas electorales, aún estaríamos en los tiempos del derecho de pernada. Pero sus propios vigilantes de la economía, como Pedro Solbes, han advertido ya al presidente que tenga cuidado con las excesivas alegrías, no se vaya a ir por la borda el anhelado superávit en las cuentas del Estado.

A Rajoy no le queda otro camino que el de las ideas y las propuestas. Parece que es un terreno abandonado por Zapatero, que piensa que la mayor rentabilidad es la de las cosas concretas, a corto plazo, que se puedan ‘otorgar’ a los ciudadanos. Ni una palabra acerca de la regeneración de la democracia, como la reforma de la normativa electoral,  el desbloqueo de las candidaturas, el estudio de esos cambios que se van haciendo tan necesarios en la Constitución, especialmente en su Título VIII.

Ignoro si en los ‘estados mayores’ de los partidos se están planteando ya que la próxima Legislatura no va a ser ‘de continuidad’, sino necesitada de planteamientos nuevos en cuestiones básicas del Estado. Yo creo que estas elecciones las ganará quien logre atisbar el futuro y exponerlo ordenadamente, sin traumas y de manera suficientemente creíble y posible. Falta saber si Rajoy es capaz de convencernos de que es el hombre para esto. O Zapatero. O, si no, ¿quién?