Grupo Parlamentario de Amistad con Venezuela
El embajador venezolano aseguró que la situación en su país es de "absoluta normalidad"
martes 17 de marzo de 2015, 23:57h
El embajador de Venezuela en Argentina, Carlos Martínez
Mendoza, aseguró que la situación en su país es "de total y absoluta
normalidad", que está casi superado el desabastecimiento y que "no
hay presos políticos", sino "compatriotas que generan hechos violentos
para desestabilizar un gobierno", por lo que son "sometidos a la
justicia y al derecho".
Martínez Mendoza se pronunció así ante el Grupo
Parlamentario de Amistad con Venezuela, a cargo de la diputada kirchnerista
Carolina Gaillard, que se reunió en el edificio anexo de la cámara baja y que
contó con la presencia de los embajadores de Cuba, Orestes Pérez Pérez; de
Bolivia, Liborio Flores Enriquez; de Ecuador, Gloria Vidal Illingworth; y de
Nicaragua, Norma Moreno Silva.
El embajador fue invitado a esa reunión plenaria, que se
prolongó durante casi tres horas, para que trazara un cuadro de situación de la
realidad de ese país y sobre la amenaza expresada por el gobierno de Estados
Unidos contra Venezuela, lo que fue acompañado por breves disertaciones de la
analista de política internacional Stella Calloni y el sociólogo y politólogo
Atilio Borón.
En su disertación, el diplomático consideró que la reacción
de Estados Unidos fue la "respuesta" a las denuncias que hizo
Venezuela sobre "acciones conspirativas" impulsadas por Washington a
favor de un "golpe para sacar a (Nicolás) Maduro" del gobierno, a
través de la "injerencia de funcionarios estadounidenses" .
"Estábamos seguros de que iba a haber una respuesta (de
Washington); no era fácil lavarse la cara con pruebas bastantes contundentes de
esta conspiración", advirtió Martínez Mendoza, quien calificó como
"desproporcionada, desconsiderada e injusta" la reacción de Obama.
En ese marco, juzgó que las sanciones contra funcionarios
venezolanos y la declaración de "emergencia nacional" en EEUU por el "riesgo"
que supone Venezuela "ratifican todo el interés que existía detrás de un
sector venezolano no democrático que busca una salida de fuerza hacia afuera del
marco democrático".
Con todo, el embajador remarcó que "en su gran
mayoría" la sociedad venezolana "cerró filas en la idea de que la
agresión del decreto de Obama es contra el pueblo y no contra el gobierno de
Venezuela".
"No somos enemigos del pueblo norteamericano; la
situación del país es de total y absoluta normalidad; el desabastecimiento está
casi normalizado y no hay presos políticos en Venezuela", aseguró Martínez
Mendoza, quien garantizó el normal desarrollo de las próximas elecciones en su
país.
El embajador alertó sin embargo que "la inestabilidad
de un país pone en riesgo la estabilidad de la región" y pronosticó que el
conflicto quedará "superado con la ayuda de los países amigos" y con
la reactivación de medidas de defensa nacional.
Martínez Mendoza agradeció a Argentina, en particular, y en
general a todos los países miembros de la Unasur y de la Celac por el apoyo a
Venezuela manifestado en los foros internacionales, y pidió profundizar esa
unidad regional y su "capacidad de respuesta".
"Proponemos una estrategia de paz: decirle al mundo que
no tenemos nada que temer y que no estamos solos", concluyó el embajador y
recibió un cerrado aplauso de los legisladores.
Al tomar la palabra, los diputados Carlos Raimundi, Edgardo
De Petri y Araceli Ferreyra coincidieron en interpretar la reacción de Estados
Unidos como un "pase de factura" a Venezuela por haberse atrevido a
decirle "no al Alca" y expresaron su preocupación por las medidas de
Obama.
"Cada vez que EEUU planteó una amenaza, después fue una
guerra; como por ejemplo en Panamá, Irak, Afganistán y Libia", graficó
Depetri.
Borón a su turno propuso que los países miembros de Unasur y
de la Celac no asistan a la cumbre de las Américas, que se realizará el 10 y 11
de abril próximo en Panamá, a menos que Estados Unidos desactive el decreto en
contra de Venezuela.
"Se trata de unificar una respuesta y levantar la
apuesta" para enfrentar a los "grandes modelos del golpe blando que
están puestos en marcha", argumentó.