¡Que no, que no quiero que me empujen a votar a Podemos!
martes 28 de octubre de 2014, 14:38h
No quiero, no quiero, no y no, que me empujen a votar a
'Podemos'. No es mi opción política, suponiendo que alguna tuviese, y estoy
seguro de que yo tampoco soy su ideal de militante: al menos, algunos a los que
se podría identificar como próximos a la formación de Pablo Iglesias me
gritaban el pasado viernes, en Oviedo, jornada de protesta, "casta
periodística". No sé si formo parte de casta alguna, ni de caspa, pero de
casta le viene al galgo: no me gustan los empujones.
Claro que no es Podemos quien me empuja. Más bien, con ellos
no hay ni siquiera, hasta ahora, contactos profesionales, aunque yo los haya
solicitado. Y tampoco hablo de empujones a mi persona, claro. Hablo de todos esos
ciudadanos que, ignorando cuál es el programa completo -o siquiera parcial-de
esta formación, se sienten impulsadas a darle su voto futuro, no tanto como
respaldo a ellos cuanto como castigo 'a los otros'. Y 'los otros' son,
fundamentalmente, aunque no solamente, esos dos grandes partidos nacionales de
los que averiguamos casi cada día -más en el caso del PP que en el del PSOE, es
cierto; lógico, porque son los 'populares' quienes tienen más poder y
gobierno-un nuevo 'affaire' corrupto, a cuál más vergonzoso y lamentable.
Puede, como dicen los 'estados mayores' de los dos grandes
partidos, que todos los casos que estamos conociendo correspondan al pasado, lo
cual es dudoso en el caso de la 'Operación Púnica', en vigor hasta ayer mismo;
pero no hay salvaguardas suficientes de cara a que esto no se repita en el
futuro. Que Mariano Rajoy, en Murcia -nada menos que en Murcia, donde tantas
cosas han pasado-diga que los casos de corrupción son algo excepcional,
aislado, ayuda poco a pensar en que se van a poner sobre el tablero todas las
energías para combatir algo que constituye ya el elemento número uno de
preocupación de los españoles, por encima incluso del paro. Que Pedro Sánchez,
el secretario general del PSOE, alegue que 'más corruptos son los del PP' para
negar un pacto global, omnicomprensivo, eficaz, contra la corrupción, tampoco
es que me genere unas dosis inmensas de confianza en que nada de esta vergüenza
colectiva se va a repetir.
Pero ya digo: no quiero que esta enorme frustración, y la
que me produce todo lo que se va destapando en Cataluña --en dura competencia con Madrid por
encabezar el 'top ten' de la corrupción--, en Baleares, en la Comunidad
Valenciana, en Andalucía, etcétera, me lleve a votar necesariamente a Podemos.
Primero, me tendrán que convencer de que son una alternativa verdadera de
Gobierno, y no un movimiento de canalización del descontento ciudadano, lo que,
admito, ya no es poco. Una vez que me demuestren que, con ellos, las cosas
irían mejor que con este bipartidismo imperfecto -y tanto--, trufado con
algunos nacionalismos, entonces, y solo entonces, si hay que votar a Podemos,
pues se les vota y en paz. Pero sin empujar, eh, sin empujar.