Desde
las cuatro se paraliza el país
Llegó el día: a dejar todo que confiamos en ustedes
domingo 13 de julio de 2014, 09:41h
Como
nunca antes todo el país está paralizado ante la posibilidad histórica de
volver a levantar la Copa del Mundo.
Messi, Mascherano y compañía tendrán en sus pies la posibilidad de poner
a la Argentina en lo más alto, y saben que no están solos, cuarenta millones de
argentinos también estarán haciendo fuerza para que el sueño se convierta en
realidad.
Este
domingo estará finalizando un mes histórico, donde el mundial acaparó la
atención de todos. Imposible quedar aislado de esta fiebre mundialista que fue
subiendo la temperatura a medida que Messi nos deslumbraba con sus goles, o
Mascherano hasta se abría "el ano" con tal de poner a la selección en la final,
o un tal Rojo tiraba una rabona en el área propia allá por principios de junio.
Con el "Brasil
decime que se siente" como estandarte, esta locura mundialista generó que hasta
los propios granaderos entonaran el ritmo de la canción en el acto patrio en
Tucumán, o que en los colegios ya se cante más que el propio himno, ni hablar
que hasta en las iglesias se animaron a entonarla, quizás con la complicidad
del Papa Francisco que está haciendo de las suyas en el Vaticano.
Los más
puristas cuestionaban que Argentina no es el "papá de Brasil" pero, hoy se
rindieron también al "poder" de esta canción, que le recuerda al clásico rival
el sorpresivo triunfo del Mundial 90, con "el Diego" y Caniggia, dos grandes
entre los grandes, en un partido que les resultará a los brasileros tan difícil
de olvidar como las humillaciones que sufrieron en su mundial. Y para los
argentinos no hay placer más grande -siempre hablando de lo futbolístico-
refregarle en la cara en la propia tierra carioca que Maradona es más grande
que Pelé, y que mientras hoy jugamos la final , los cariocas se encuentran ante
una crisis futbolística que no los deja ni dormir.
Olvídense
si hoy a la tarde quieren ir a realizar las compras al supermercado porque "a
pedido de Mascherano" como pusieron ingeniosamente en un cartel, cerrarán sus
puertas para ver el mundial, y así los ejemplos se repiten.
Y la
ilusión está depositada en un plantel que fue cambiando su imagen a medida que
fue avanzando el torneo. De los cuatro fantásticos y un juego ofensivo como estandarte,
se pasó a priorizar el orden táctico y la entrega como su arma más importante,
y hoy, estando en la final, nada se le puede decir a un entrenador como
Sabella, al que muchos medios critican sin piedad, solo por el hecho que
expresó su aprobación a la gestión kirchnerista.
Pero
como lo que importa es el partido, esta final, por más que muchos ubiquen a
Alemania como gran favorita, Argentina cuenta con las mismas posibilidades de
quedarse con la Copa que el conjunto europeo.
Muchos
se quedan con la imagen de la semifinal, donde Alemania apabulló al peor Brasil
de la historia. Y es que un 7 a 1 asusta a cualquiera, pero Sabella tomó nota
y, aunque todo puede pasar, es muy difícil que un resultado de semejante
envergadura se vuelva a dar. Y para esto también podemos poner como ejemplo lo
que sucedió en el encuentro por el tercer puesto, donde Holanda -la misma
Holanda que no tuvo una ocasión de riesgo ante Argentina en todo el partido-
venció a Brasil por 3 a 0 también haciéndole precio.
Los dos
equipos se respetan, saben de las virtudes con las que cuenta su oponente, y
estudiaron minuciosamente como contrarrestarlas.
No
vamos a descubrir nada si decimos que resultará clave que Messi se ilumine y con
alguna genialidad sorprenda a las máquinas alemanas, pero para eso ocurra todo
un equipo deberá trabajar para él. Desde Romero -que de cuestionado pasó a ser
casi héroe nacional por los penales atajados ante Holanda- a la defensa, con la
solidez de los experimentados Garay y Demichelis en la zaga central, más la
solidez de Zabaleta y la revelación Marcos Rojo, que en esta final podrían
llegar a sorprender con alguna aparición en ofensiva,
A esto
hay que sumarle un mediocampo con un gigante Mascherano, que ya dejó atrás esas
lágrimas de tristeza y derrota con las que se lo relacionaban, para pasar a ser
el hombre al que muchos ubican por encima de Messi en el país. Biglia será su
fiel ladero, en la mitad, aportando marca y una salida prolija, la única duda
que aún tiene Sabella es la de arriesgarse y poner a Di María, aunque no esté
siquiera en un 80% de sus posibilidades físicas, o seguir con un sobrio Enzo
Pérez, al que se le pedirá que se transforme en quien fuera elegido como mejor
jugador del torneo de Portugal, y aquellas apariciones esporádicas se repitan
con más asiduidad, más el revulsivo Lavezzi, quien está dejando todo en una
posición no es el de él, pero con entrega está supliendo las falencias de no
estar acostumbrado al puesto.
Como
único delantero el Pipita Higuain, quien luego de ser criticado por sus
actuaciones en la primera fase, le demostró a todos que hay que tener cuidado
cuando se critica a un goleador, ya que en los cuartos de final fue la figura
del equipo, no solo por el golazo que convirtió -que fue el que definió el encuentro- sino también por
todo lo que generó.
Y para
el final queda Messi. ¿Qué se puede decir del mejor del mundo que no se haya
dicho?, Poco ¿no?. Un Messi que quizás en lo futbolístico fue el principal
perjudicado con este cambio de esquema, donde agarra la pelota y lo único que
ve a su alrededor son defensores rivales que se lo quieren comer, donde no
tiene las variantes que necesita en sus compañeros para tocar, o para que los
mismos le arrastren marcas para poder encarar. Leo entendió y se resignó a que
este camino le quedaba bien a este equipo, y es por eso que también se puso el
overol. Pero hoy, ya que estamos pedigüeños necesitamos que aparezca aunque sea
una vez. Que esos arranques mágicos e inigualables se puedan ver en el
Maracaná, y que el canto "Maradona es
más grande que Pelé" -que es cierto por otra parte- se le encuentre una variante
para ubicar a la Pulga entre lo más grande de la historia mundial.
Esperando
en el banco estará el gran Kun Agüero en el banco, un jugador que a veces pasa
desapercibido solamente porque está Messi, porque el Kun es uno de los cinco
mejores jugadores del mundo, y en el país no se lo valoriza como se debería.
Sabiendo del papel que le toca cumplir en el equipo, pero con las mismas ganas
que demuestra desde los 15 años cuando debutó en la primera de su amado
Independiente, el Kun estará esperando el llamado de Sabella para aportar toda
su jerarquía, y, quien dice, el gol que defina el partido.
Por el
lado alemán, basa su poderío en su juego en equipo, sin depender de una
individualidad, sino en lo que pueden aportar todos, con su potencia habitual,
a la que le agregaron calidad. La presión es su virtud más importante, y los
volantes pueden aparecer con peligro en el área rival con suma facilidad. Pero
esta misma Alemania que goleó con suma facilidad a Brasil, es la misma que en
este torneo sufrió para superar a Argelia en el alargue en los cuartos de
final, o la que pidió la hora ante Ghana en su segunda presentación del torneo,
cuando los africanos no aprovecharon sus ocasiones para provocar la sorpresa
del torneo.
Las
especulaciones quedarán de lado en unas horas nomás, y como sucede siempre una
jugada puede cambiar todo en un segundo. Lo que no va a cambiar es el
agradecimiento de todo un país para un grupo de jugadores que demostró querer y
sentir esta camiseta como pocos y que esta tarde dejarán todo en la cancha, con el apoyo de
los cuarenta millones de argentinos que los acompañarán a su manera, para entre
todos traer la Copa al país, y generar
un festejo que quedará en la historia.