Demasiados peligros del DNI inteligente
Por
Andrés Pérez Esquivel
jueves 03 de julio de 2014, 17:16h
El Ministro del Interior, Florencio Randazzo, anunció que a
partir de 2015 todos los argentinos que renueven su DNI o domicilio pasarán a
tener una tarjeta de identificación "inteligente" que concentrará datos
personales biométricos y biográficos, vínculos familiares, el historial
clínico, un seguimiento de la rutina de consumo y la movilidad en el
transporte. Es momento de debatir sobre estas tecnologías.
El creador de Wikileaks, Julian Assange, dijo el año pasado
queArgentina es el país con la vigilancia más agresiva de América Latina, no
por el DNI electrónico anunciado, sino por el actual DNI que contiene datos
biométricos digitalizados como el rostro y las huellas digitales. Son menos de
diez los países que han aceptado crear una base nacional de datos biométricos,
como es el SIBIOS en Argentina, e incluso varios países las han prohibido.
En 2010 Inglaterra quiso implementar el mismo DNI
"inteligente" pero la presión social lo impidió por constituir un avance
injustificado sobre la privacidad y por la falta de garantías de seguridad, en
especial después de que lograran vulnerar los chips en 12 minutos. Francia y
otros países también prohibieron estos sistemas. Y ni siquiera España incluye
tanta información en sus DNI electrónicos.
La particularidad de estos DNI "inteligentes" es que
digitalizan y circulan los datos fragmentados del individuo convirtiéndolo en
un dividuo, y así es tomado por los sistemas de seguridad informáticos hasta
que se requiere, ante la duda, reconvertirlo en un individuo material. Esta
digitalización permite construir perfiles sociales y monitorear patrones de
movilidad y consumo de toda la población.
En este sentido, Argentina sería un país experimental.
A nivel nacional, el uso público de estos datos conlleva
riesgos.
En especial porque el decreto de creación del SIBIOS no
estipula mecanismos de control institucional ni civiles, y en principio, todas
las fuerzas de seguridad del país pueden acceder a la base sin restricciones
normadas.
El año pasado una falla de seguridad permitió la descarga de
fotos de todos los argentinos del padrón electoral, por lo que hoy la base ya
estaría en manos privadas.
El Registro Nacional de las Personas reconoció la falla pero
le echó la culpa al Poder Judicial.
Esta es la antesala de lo que vendrá: los organismos se
echarán la culpa entre sí mientras que el daño ya estará hecho.
Que el Estado garantice la identidad de cada ciudadano es un
derecho humano fundamental, y a eso deben limitarse los documentos; todo lo
demás son aditivos que, además de su dudosa constitucionalidad, son
prescindibles y traerán más riesgos que beneficios. Porque a diferencia de una
llave o clave virtual, no podremos reemplazar nuestras huellas o rostro ante
alguna suplantación de identidad o error técnico.
Andrés Pérez Esquivel
Sociólogo, miembro de la Red Latinoamericana de Vigilancia,
Tecnología y Sociedad, y de la Asociación Pensamiento Penal (Arg.)