Servini de Cubría viajará a España para tomar testimonios sobre crímenes del franquismo

La Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra crímenes del franquismo (Ceaqua), que reúne en España a los querellantes promotores de la acción penal, así como a las asociaciones y ONGs que la apoyan, destacaron hoy de la decisión de la jueza argentina.
 
Servini llegará el domingo 18 al aeropuerto de Barajas y luego se trasladará, sucesivamente, al País Vasco, Andalucía y Madrid, tomando en cada una de ellas declaraciones a los testigos para regresar el 30 de mayo a Buenos Aires.
 
Los interrogados por Servini serán "víctimas y querellantes en el proceso argentino, que por su edad o condiciones no pueden viajar a Buenos Aires a prestar declaración ni trasladarse a cualquiera de los consulados argentinos".
 
Además, recabará "pruebas y documentación sobre los crímenes franquistas en diferentes entidades y archivos de la nación española" y "tiene previstas reuniones con representantes de diversas instituciones del Estado español".
 
Se trata de la primera actividad judicial de Servini luego de que la Audiencia Nacional de España rechazara, el mes pasado, la extradición de dos ex policías españoles identificados como autores de tormento a presos políticos durante el franquismo.
 
Se trata de Jesús Muñecas Aguilar y Juan Antonio González Pacheco, cuyos delitos de lesa humanidad están prescriptos según la Audiencia Nacional español.
 
Esta causa se originó en una denuncia penal que el 14 de abril de 2010 radicaron en la Justicia federal argentina el hijo de un gallego fusilado en 1936 y la sobrina nieta de dos hombres ejecutados en 1937.
 
A esta denuncia se fueron sumando querellantes, hasta llegar a ser "entre 150 y 200", según confió Ceaqua.
 
Además la jueza libró un exhorto a la Justicia española solicitando una excavación en el cementerio de Guadalajara para comprobar, vía extracción de muestras de ADN de los restos, si allí está inhumado clandestinamente Timoteo Mendieta Alcalá, fusilado por el franquismo.
 
Esa denuncia fue hecha en el juzgado porteño por Ascensión Mendieta Ibarra, quien a sus 88 años viajó de Madrid hasta Buenos Aires el pasado mes de diciembre para declarar ante la jueza y averiguar dónde está enterrado su padre, fusilado en 1939 al finalizar la guerra.