Una hija de desaparecidos dice que le robaron "hasta las canillas" cuando se llevaron a sus padres
viernes 28 de febrero de 2014, 23:50h
Se trata de Verónica Bogliano, hija de María Susana Leiva y
Adrián Bogliano, secuestrados el 12 de agosto de 1977 de su casa de la
localidad platense de Villa Elisa por un grupo de tareas, después torturados y
asesinados, y sus restos restituidos en 2010.
"Entraron de noche a casa y después de golpear a mi
madre y mi padre, la patota se dedicó a robar todo lo de valor, pero también se
llevaron las canillas de la casa, la fotos y chucherías", dijo la testigo
a los jueces del Tribunal Oral Federal Uno de La Plata, que juzga los delitos
cometidos en el centro clandestino de detención La Cacha.
Bogliano contó que después del secuestro de sus padres
"las mismas personas que se los llevaron nos entregaron a mi hermana y a
mi a mi abuela, Delia Cendagorta de Bogliano, en su casa de City Bell".
"En ese momento le dijeron a la abuela que no se preocupara
por mis padres porque estaban bien, aunque los vecinos que me contaron los
vieron muy golpeados cuando los sacaba de las casa", relató la testigo.
Agregó que "el `están bien` fue una respuesta
recurrente y perversa que siempre se le dio a la familia cuando hicieron
gestiones en todos lados para encontarlos".
Bogliano manifestó que su madre, cuando estaba secuestrada,
"fue dada de baja en el trabajo por ausencia", situación que también
ratificó su hermana, Laura Bogliano, que también prestó declaración en la
audiencia.
Además prestaron
declaración los hermanos Ramón y Leticia Baibiene, hijos de Arturo Baibiene y
Elba Leonor Ramirez Abella, secuestrados durante un procedimiento ocurrido
el 26 de abril de 1977 en la localidad
de Berisso.
Cuando las fuerzas de seguridad tomaron la casa del
matrimonio Baibiene, asesinaron a Arturo y a Alberto Paira, un amigo que estaba
en el lugar y luego secuestraron a Elba
y a Liliana Pizá, la esposa de Paira.
Los niños, que en ese momento tenían 3 y un año y medio,
fueron dejados primero en la casa de un vecino y luego en la comisaría, donde
su abuelo materno pudo recuperarlos.
Ramón relató al Tribunal que recuerda siempre el recorte
que salió en el diario El Día que sale el nombre de mi padre como abatido:
"Abatieron dos subversivos en enfrentamiento", aunque aclaró "que en ese
momento era difícil explicar que no
había sido un enfrentamiento y que en mi casa entraron 30 personas con armas
largas para enfrentarse con una mujer, un nene de un año y medio y una nena de
3 años".
"Reconstruyendo historias me contaron que mi vieja daba
apoyo a los compañeros (cuando estuvo detenido en La Cacha), con lo cual a mi
no me entra en el pecho la alegría. Todos la recuerdan con hermosas palabras",
dijo Ramón y quebró en llano ante un fuerte aplauso del público.
En tanto, Leticia relató que de su casa "se robaron todo,
rompieron cosas, se llevaron todas las fotos" y agregó que a los 30 años del
secuestro "volvimos al barrio a hacer un homenaje y los vecinos nos dijeron que seguían teniendo miedo, por
lo que no iban a venir a testificar".
"El recuerdo más fuerte que tengo de ellos es todo el amor
que tenían para mí y para su militancia, lo cual era incluyente, militaban por
y para nuestro futuro, para que estemos mejor", sostuvo.
Leticia recordó que cuando se llevaron a su mamá y tenía 3
años "en cada cumpleaños pedía tres mismos deseos: "que aparezca mi mamá,
que aparezca mi mamá, que aparezca mi mamá" y dijo que "lo pedí como
hasta los 20 y nunca quise disfrutar, sentía que si era feliz la traicionaba a
ella".
"Siempre nos quisieron callar pero estamos acá, felices, con
mucha alegría y orgullosos", concluyó
frente un fuerte aplauso del público presente.
También declararon Ana Seoane Toimil por la desaparición de
su hermana María y Camilo Nahuel por la desaparición de sus padres, Julio César
Cagni y Nora Silvestre ocurrida en 1977 en una casa de La Plata.