Rossi blanqueó la situación
El Gobierno reconoció que el país no es sólo un país de tránsito de drogas
sábado 15 de febrero de 2014, 23:40h
El ministro de Defensa, Agustín Rossi, ha reconocido que Argentina
ha pasado se ser un país "de tránsito" a convertirse en un país
"de consumo y de producción de estupefacientes", lo que pone de
manifiesto la "gravedad" de este fenómeno, que está provocando la
entrada de los narcotraficantes en el país.
Asimismo, Rossi se
ha referido a la "grave situación" que se vive en ciudades como
Rosario, donde "las luchas entre bandas por el dominio del territorio
elevaron a cifras disparatadas la cantidad de homicidios". "El
esfuerzo hay que ponerlo en la inteligencia criminal y en las investigaciones
de cuáles son las bandas y organizaciones que actúan en este sentido", ha
añadido el funcionario.
Las investigaciones
judiciales, además, hablan de la presunta connivencia de las fuerzas de
seguridad de Santa Fe con los negocios del narcotráfico --a la que también se
refiere Rossi--, según informa el diario 'La Nación', que insiste en
que no es común que un integrante del gabinete nacional admita que la Argentina
es un país de elaboración de drogas.
El ministro explica
que, a su entender, no son bandas que se montaron para dedicarse a ese delito,
sino que "cambiaron de actividades" durante los últimos años.
"Hablo de lo que ocurre en la provincia de Santa Fe", ha matizado. En
este sentido, insiste en que "Rosario es una de las ciudades donde el
delito del narcotráfico tuvo un crecimiento exponencial desde 2010".
Por último, ha
advertido de que no cree que la participación de las Fuerzas Armadas mejore la
situación, a diferencia de la opinión manifestada previamente por el gobernador
bonaerense, Daniel Scioli, que había hablado de la necesitad de discutir el rol
de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico.
La polémica en
torno al narcotráfico en Argentina saltó con fuerza a los medios el pasado mes
de noviembre, cuando los obispos argentinos presentaron el informe 'El drama de
la droga y el narcotráfico', declarando que "si la diligencia política y
social no toma medidas urgentes para combatir el narcotráfico, costará mucho
tiempo y mucha sangre erradicar estas mafias que han ido ganando cada vez más
espacio".
Tras señalar que
"perseguir el delito es tarea exclusiva e irrenunciable del Estado",
los obispos dijeron que escuchan de la gente "la preocupación por la
desprotección de las fronteras y por la demora en dotar de adecuados sistemas
de radar las zonas más vulnerables".
El presidente del
Episcopado, monseñor José María Arancedo, y el titular de la comisión de
Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, advirtieron entonces de que se
escuchaba decir "con frecuencia" en la calle que "a esta
situación de desborde se ha llegado con la complicidad y la corrupción de
algunos dirigentes"