Por
José Méndez La Fuente
lunes 09 de diciembre de 2013, 07:25h
Desde el
6 de Diciembre de 1998 fecha en que se realizaron los comicios que le
dieron la victoria al exteniente
coronel Hugo Chávez, quien
ejerció la presidencia de Venezuela
durante los últimos quince años, hasta las
elecciones municipales del pasado domingo 8 de
diciembre, se han dado un
total de 16 procesos electorales de diferente índole, entre elecciones
presidenciales, legislativas , estatales, municipales y referéndums
constitucionales, aunque de estos últimos algunos no lo sean tanto. Un
evento electoral por año, aunque sea de naturaleza consultivo, es una de las
fortalezas que el chavismo siempre ha
asomado como una prueba de que aquí hay más democracia que en ninguna otra
parte.
Sin embargo, no
por tener más elecciones, se puede asegurar que en un país hay
más democracia que en otro; en su contra atentará el hecho de que quien las gane sea siempre la misma persona como
ocurre en Cuba, o la misma facción política, como sucedía en México, hasta no
hace mucho, y que el organismo encargado de coordinar, llevar a cabo todas la
fases del proceso electoral y dar los resultados esté conformado íntegramente
por miembros pertenecientes a la misma tendencia ideológica del Gobierno.
La oposición
venezolana había venido asegurando durante toda la primera década de este
siglo, que se habían dado
irregularidades en los procesos electorales, hasta el punto de que dejó de
participar en las votaciones del año 2005 para elegir los miembros de la Asamblea Nacional. Este argumento pudo haber sido
coherente mientras duró, pero dejó de
serlo desde el momento en que esta postura cambio y la oposición, no
importa las razones que la llevaron a éllo, decidió asistir el 2 de diciembre
del 2010 a las elecciones parlamentarias
de ese año, quedando electos como diputados dirigentes que habían
mantenido una contundente posición
contra el fraude electoral
llevado a cabo por el oficialismo.
Pero lo cierto
es, que elección más, elección menos, y aun habiendo tenido éxito en algunos de los procesos
a que fue convocada por la agenda
electoral unas veces, del gobierno otras, a la oposición no le ha
servido de nada haber contado con el voto favorable de los ciudadanos. Así
ocurrió por ejemplo, con el referéndum constitucional del 2 de
diciembre de 2007
mediante el cual se rechazó en las urnas la propuesta inicial de Hugo Chávez,
ampliada luego por la Asamblea Nacional, con el
objeto de modificar 69 artículos de la Constitución de 1999,
entre los cuales estaba el de conformar a Venezuela como Estado socialista. Los
resultados de esta consulta popular fueron
desconocidos apenas un año más
tarde, 15 de febrero del 2009, con otro referéndum
de similar contenido y propósito.
Lo mismo ocurrió
con las elecciones parlamentarias del 26
de septiembre del 2010 donde la
oposición agrupada alrededor de
la Mesa de la Unidad, obtuvo 33 diputados
menos que el chavismo, aunque la diferencia en votos entre ambas fuerzas fue
inferior al 1%. Representación en la práctica que de nada le ha servido hasta
ahora, pues no puede aprobar ningún proyecto legislativo propio, ni neutralizar y menos parar cualquier
iniciativa del gobierno.
Que se haya
puesto la esperanza de algún cambio político tangible, en la Venezuela actual, sobre
las elecciones municipales del domingo 8 pasado, siempre nos pareció
desproporcionado, más allá de la
importancia que puedan tener los comicios municipales para designar a los alcaldes
y al resto del tren gubernamental
municipal. Vistos los resultados al día de hoy,
de esas elecciones, no hay
razones para pensar que la situación política del país vaya a transformar su
realidad presente, pues no se dieron cambios cualitativos significativos como
para que tal cosa ocurra y el argumento de que el país tiene dos mitades
similares en tamaño e importancia, no creo que a estas alturas tenga un sentido
distinto al que ha tenido hasta ahora para el oficialismo.
En el fondo, no
se trata sino de una elección más, de otra circunstancia comicial que servirá
para aumentar la lista y el record de
eventos democráticos que caracteriza al sistema político venezolano, en todo lo
que va de siglo.
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