Aunque igual quedó libre
Procesaron al maquinista por descarrilamiento y sustracción de pruebas
martes 29 de octubre de 2013, 23:20h
El juez federal Ariel Lijo procesó sin prisión preventiva al
maquinista Julio Benítez por el accidente ferroviario del pasado sábado 19 de
octubre, en el que el tren que conducía se estrelló contra los paragolpes de
contención de la estación terminal de Once y produjo más de un centenar de
heridos.
El magistrado trabó embargo por 2,5 millones de pesos y
procesó a Benítez por "descarrilamiento culposo agravado" por 105
lesiones, además de la sustracción y ocultamiento de pruebas por el robo del
disco rígido de la cámara de seguridad que estaba en su cabina.
El maquinista estaba detenido desde el día del accidente
pero por tratarse de delitos excarcelables, el juez ordenó su liberación dado
que consideró que tampoco podrá entorpecer la investigación.
La calificación del estrago ocasionado por Benítez como
culposo supone que el juez entendió que el accidente ocurrió por imprudencia o
negligencia del conductor del tren "chapa 5" y que no tuvo la intención o dolo
de producirlo.
El robo y rotura del disco de seguridad, cuyas imágenes del
maquinista en el viaje se habrían perdido por la imposibilidad de reparación,
quedó demostrado al comprobarse que eran suyas las manchas de sangre
encontradas en el dispositivo y en la gaveta que lo contenía, según las
muestras de ADN.
El disco rígido fue encontrado en la mochila de Benítez,
donde también se hallaron herramientas como destornilladores, una tijera, un
cuchillo, una pinza, entre otros elementos. El acusado dijo que las llevaba
para eventuales reparaciones electrónicas durante un viaje.
Lijo también tuvo en cuenta que según los registros de GPS
montados en cada formación, el maquinista vulneró en diez oportunidades las
velocidad máxima reglamentaria en diversos trayectos entre las estaciones
Moreno y Once.
Su falta se hizo evidente cuando ingresó al andén a 22
kilómetros por hora, superando en 10 kilómetros el máximo permitido y que lo
hizo chocar contra los paragolpes de la estación.
En el choque se lesionaron de manera leve 105 personas dado
que los amortiguadores evitaron que los vagones se montaran uno sobre otro,
como ocurrió en la tragedia de Once de febrero del 2012.
Benítez se encuentra internado en el Hospital Ramos Mejía
donde será operado del tabique nasal, roto en el choque.
Tras el accidente, el ministro del Interior y Transporte,
Florencio Randazzo, dispuso que la línea Sarmiento sea operada en forma total
por el Estado, ya que se encontraron diversas irregularidades que había
cometido el maquinista en viajes anteriores y que no habían sido sancionadas
con severidad por las empresas que controlaban el ramal.
Durante la indagatoria, el maquinista admitió que había
escrito en su blog personal frases que denotaban sueños que tenía estrellando
una formación ferroviaria.
Lijo ordenó pericias psicológicas ya que en esa declaración
manifestó que tenía "recuerdos borrosos" del accidente, que no sabía
cómo había frenado en las anteriores estaciones y que había sentido como
"un ahogo" en el momento previo de ingresar a la estación de Once.
Las pericias determinaron que Benítez tiene una tendencia a
la simulación y que presentaba características psicopáticas, pese a que el
maquinista negó ante el juez haber tenido una enfermedad que lo condicionara en
su desempeño laboral.
En su declaración tampoco aportó datos sobre el disco rígido
de la cabina, ya que sólo afirmó que no recordaba haber sacado el elemento, que
contiene las imágenes de Benítez previas al accidente, lo que resultaría
fundamental para saber si accionó o no los frenos.
Tanto Gendarmería como expertos de una empresa especializada
manifestaron que el disco rígido sufrió daños irreparables, pero Lijo posee los
resultados de ADN sobre las manchas de sangre halladas en ese elemento que
coinciden con la del maquinista.