Espiar y controlar: ¿poder real o ilusorio?
sábado 21 de septiembre de 2013, 11:48h
Un artículo del New York Times revela que Estados Unidos,
junto a empresas privadas de inteligencia, creó un sistema on line de gestión
del comportamiento de personas para espiar y controlar a través de las redes
sociales. Las nuevas formas de espionaje no dejan de ser versiones actualizadas
de control, ya experimentadas por nuestros países durante las dictaduras
militares y la Guerra Fría.
El periódico estadunidense The New York Times publicó
recientemente un artículo -"La verdadera guerra contra la realidad"-donde
revela que el Ejército de Estados Unidos, junto con empresas privadas de
inteligencia, "han creado un sistema de gestión del comportamiento
"on-line" de las personas,"en lo que llaman su lucha contra
ideologías extremistas y la propaganda antiestadounidense" y analiza que
de esta manera se manipulan redes sociales.
El programa fue desarrollado por solicitud expresa de la
Fuerza Aérea estadounidense, con varios objetivos, entre ellos "fabricar la
realidad" y bien puede decirse vender esa realidad falsificada para controlar
redes sociales y a las sociedades en general, a través de los medios de
información masivos que participan de estas operaciones y engranajes esenciales
en la llamada "guerra psicológica".
Tal como está diseñado este programa "permite controlar
múltiples identidades en línea (denominadas 'títeres') para realizar
comentarios en espacios de comunicación social, crear falsos consensos sobre
determinados temas, arrinconar las opiniones no deseadas por el Gobierno de la
Casa Blanca y sofocar comentarios e informes que no se correspondan con sus
objetivos estratégicos".
Un analista británico advierte que "gran parte de la labor
de inteligencia que realiza Estados Unidos" está en manos de empresas privadas
que "no solo ocultan sino que fabrican la realidad" a través de un
tipo de software que "manipula los medios de comunicación social".
Para el analista Anthony Gucciardi, citado por The New York
Times, el objetivo de esta "guerra cibernética" no es "mejorar
la reputación internacional" del Ejército de Estados Unidos -como sugieren
los comandantes militares de ese país- sino promover "el desarrollo de una
importante red de ordenadores que hacen circular constantemente mensajes
específicamente escritos para ser publicados en las redes sociales y las
páginas de comentarios de noticias", que en realidad están dirigidos a
engañar a las sociedades y "manejar" las redes sociales.
La inteligencia militar sostiene que esto se hace "en
nombre de la seguridad" estadounidense por supuesto.
Para quienes hemos sufrido en carne propia los diseños,
programas, operaciones, golpes, intervenciones, asesinatos masivos,
desapariciones forzadas bajo dictaduras militares instaladas en nombre de la
Doctrina de Seguridad Nacional (de USA), en los tiempos "calientes" de la
"guerra fría", la situación nos remite de inmediato al pasado. Y el nivel de
los recursos de espionaje nos hace sentir como sociedades ilegal y
rigurosamente vigiladas.
Porque en la red de espionaje cibernético estamos todos unos
más vigilados que otros por supuesto. También cita el periódico (TNYT) al
psicólogo estadounidense Peter Ludlow, "se trata de un método eficaz para
engañar a una población generando una falsa realidad, en lugar de imponer su
voluntad ( la de los mentores del espionaje) por la fuerza".
Es decir, ir "tomándose" día a día una sociedad determinada
para controlarla, mediante la utilización de esta verdadera guerra encubierta
empleando lo que se menciona como una "Psyops" (operaciones
psicológicas), como parte de la estrategia militar estadounidense, en la misma
línea de las acciones desestabilizadores, que bien llaman los venezolanos
"golpe contínuo".
En este caso, el efecto del "golpe continuo" necesita de la
consabida "falsificación de la realidad" y una de sus más avanzadas armas para
hacerlo son los medios de comunicación masivos bajo el mando del poder
hegemónico (más del 90 por ciento en el mundo) que participan en estas guerras
con total impunidad.
Por esto mismo Adolf Hitler logró paralizar, dominar y hacer
cómplice de sus crímenes a una buena parte del pueblo alemán, y Joseph Gobbels,
su hombre clave, es hoy imitado y superado por los nuevos sembradores del
fascismo del siglo XXI, que están entre nosotros.
A la mentira se le llama "libertad de expresión"; a la
desacreditación, destinada a falsificar la realidad cotidiana, la vida, la
historia de los países, la cultura de los pueblos, socavando identidades y
valores logrados por la humanidad a través de los tiempos, se le llama
expresión "independiente" de la prensa libre. A la libertad de empresa se la
impone como "libertad de prensa".
Y los analistas del NYT mencionan la similitud del programa
de espionaje e implantación de una realidad falsa con lo que contiene el
'Manual de capacitación para la guerra no convencional" de los militares
de EE.UU, con las "operaciones planificadas para transmitir información e
indicadores seleccionados al público extranjero (nosotros) con el fin de
influir en sus emociones, motivos, razonamiento objetivo y, en última instancia,
en el comportamiento de gobiernos extranjeros (nuestros), organizaciones y
grupos, mediante las llamadas operaciones psicológicas".
Espiar es poder
¿Por qué esta vigilancia global nos afecta a todos? Porque
"espiar es poder. Con el pretexto de la guerra contra el terrorismo hemos caído
en el terror total", sostiene Luis Britto García, el reconocido escritor,
narrador, ensayista y dramaturgo venezolano, autor de más de 60 títulos y
distinguido con numerosos
reconocimientos internacionales.
Britto García recuerda que "desde el siglo XIX, todas las
legislaciones garantizan la inviolabilidad de la correspondencia". En tanto,
actualmente, gobiernos y empresas "no solo se atribuyen el derecho de conocer
el contenido de los mensajes que cursan o interceptan: también el de utilizar,
publicar y registrar los datos obtenidos. Facebook y otras redes sociales
pretenden tener la propiedad intelectual de cuanto circula por ellas. Es como
si las compañías transportistas se declararan dueñas de toda la mercancía que
mueven. En su carrera por confiscar los medios de producción, el capitalismo
confisca la información", argumenta el ensayista.
Lamenta que ese control no se aplique a la solución de
graves problemas que afectan al mundo, como "el crimen organizado, el mercadeo
de productos dañinos para la salud, el tráfico de armas, la corrupción
política, los delitos bancarios, la evasión tributaria, el tráfico de personas,
la explotación laboral, el lavado de capitales, los paraísos fiscales, el
monopolio de los alimentos, los falsos pretextos para las guerras -como la
imaginaria construcción de armas de destrucción masiva y otras-. Si tales lacras persisten, es
porque el espionaje no las impide: las posibilita y asegura su impunidad".
El espionaje no viola el secreto: lo crea, dice en otro
párrafo, donde también analiza cómo, el que espía, queda atrapado en su propio
juego. Y así construye fantasiosos mundos inexistentes, lo que lleva
inevitablemente al laberinto, cuando no al precipicio.
Y si espiar da un poder irracional y mafioso, agregaríamos
nosotros, impedir este accionar es no
solo recuperar soberanía, derechos,dignidad, sino nada más y nada menos que la
libertad, frente a sistemas dominantes y procesos recolonizadores, que amenazan
la vida de los pueblos.
¿Tenemos que convertirnos en sociedades clandestinas o
librar la batalla que hoy sí puede dar América Latina, como lo han demostrado
los recientes acuerdos de defensa conjunta contra el espionaje, entre Brasil y
Argentina y los que se discuten por estas horas para una acción conjunta de
toda la región? Volvemos a Britto García : "su poder consiste en obligar a
ocultarnos. Que se escondan ellos"