El Papa Francisco denunció la "globalización de la
indiferencia" ante tragedias como la de los inmigrantes indocumentados, al
visitar la isla italiana de Lampedusa, por donde entran al continente europeo
muchos de ellos.
En su primer viaje como pontífice, el papa argentino lanzó
una corona de flores al mar en homenaje a los 20 mil inmigrantes muertos que se
calcula perdieron la vida en el mar intentando llegar a Europa en las últimos
veinte años, y se reunió con inmigrantes alojados en la isla, ubicada a 113
kilómetros de las costas de Africa.
En su mensaje, el argentino Francisco hizo un fuerte llamado
"para que se despierten nuestras conciencias y para que tragedias como las
ocurridas no se vuelvan a repetir", según reproduce la agencia EFE.
El papa denunció "
la crueldad que hay en el mundo, en
nosotros y en aquellos que en el anonimato toman decisiones socio-económicas
que abren el camino a dramas como éstos" y también a los traficantes que
se aprovechan de la pobreza de los inmigrantes.
Al hablar ante unas 10 mil personas, Francisco contó que le
afectó mucho la muerte ocurrida hace una semana de siete norteafricanos cuando
trataban de llegar a las costas italianas y dijo que ese hecho se le ha
"
clavado como una espina en el corazón".
En un fuerte mensaje, el papa argentino expresó su
"
solidaridad y cercanía" y denunció la
"globalización de la
indiferencia" que hace que el hombre no se sienta responsable de las
muertes de los inmigrantes que pierden la vida en esos viajes buscando un
futuro mejor.
"Nos hemos acostumbrado al sufrimiento de los otros, no
nos afecta, no nos interesa, no es cosa nuestra", dijo y -en alusión a la
obra de Lope de Vega "Fuente Ovejuna"- se preguntó: "
¿Quien es
el responsable de la sangre de estos hermanos. Ninguno. Todos respondemos: yo
no he sido, yo no tengo nada que ver, serán otros, pero yo no".
El papa expresó que la sociedad actual se ha convertido en
una sociedad que ha olvidado llorar,
"llorar por las personas que han
muerto en las barcas hundidas en el mar, por las jóvenes madres que llevaban a
sus hijos", repitiendo una idea que siempre pronunciaba en Buenos Aires
cuando se refería a la tragedia del boliche Cromañón, donde murieron 194
personas, la mayoría jóvenes.
"Pidamos al Señor que nos dé la gracia de llorar por
nuestra indiferencia, por la crueldad que hay en el mundo", dijo el papa
que también pidió perdón por
"todos aquellos que con sus decisiones a
nivel mundial han creado situaciones que conducen a estos dramas".
La misa fue celebrada sobre un altar construido con un vieja
barca y a la misma asistieron inmigrantes musulmanes.
Después se reunió con medio centenar de inmigrantes, entre
ellos mujeres y niños, que pidieron que Europa los ayude.
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