lunes 27 de mayo de 2013, 10:29h
Como le vengo contando hace rato, la macroeconomía argentina presenta un
problema central: sobran pesos y faltan dólares.
Sobran pesos, siempre en sentido macroeconómico, porque
parte del gasto público se financia con emisión del Banco Central, que, además,
tiene que emitir para comprar los dólares del balance comercial y no retira
demasiados pesos del sistema, para mantener negativa, por debajo de la tasa de
inflación, la tasa de interés real, y así poder subsidiar el escaso crédito disponible, mientras
desalienta el ahorro y estimula el consumo.
Y faltan dólares, porque entre la pérdida de competitividad
que afecta exportaciones e importaciones, la pésima política de precios del
petróleo y el gas, y las restricciones al movimiento de capitales que frenaron
la salida, pero también el ingreso de fondos para el sector privado, sumado al
cepo y la desconfianza que hicieron que los dólares depositados en los bancos
huyeran en masa hacia las cajas de seguridad, los colchones o las cuentas en el
exterior, el Banco Central no para de perder reservas.
Ahora bien, el gobierno necesita que sigan sobrando pesos
para sostener el nivel de actividad y financiar el gasto preelectoral y, a su
vez, necesita recuperar reservas, para seguir administrando el precio del dólar
y no entrar en un mayor desorden inflacionario.
Pero se trata de dos objetivos contrapuestos.
Me explico. El "sobrante" de pesos se transforma
en parte en aumentos de precios, en parte en demanda de dólares
"libres", presionando sobre su precio y la brecha, y en parte en
demanda de bienes y servicios.
Pero la demanda de bienes, requiere de más importaciones de
insumos, materias primas, o bienes finales y el aumento de la brecha induce a
una mayor "importación" de servicios. Es decir, turismo al exterior,
sobre y subfacturaciones, etc.
Por lo tanto, al final del día, más pesos termina en menos
dólares.
Como el gobierno no quiere resignarse a este dilema de
hierro de la macroeconomía, inventa un parche todos los días.
Cada vez que pone más pesos tiene que buscar alguna forma de
evitar que se vayan más dólares. Pero sabe que si lo hace restringiendo las
importaciones de bienes se le cae el nivel de actividad y eso afecta sus
aspiraciones electorales.
Entonces, ataca por el lado de las tarjetas de crédito en el
exterior, el turismo, etc. O busca por el lado del blanqueo.
Pero más restricciones en el mercado oficial de dólares
presionan sobre el mercado libre, dado que esos pesos querían dólares de
cualquier manera.
Esa presión sube la brecha. Entonces, para evitar que la
brecha desestabilice aún más la economía sale a vender bonos en dólares del
ANSES o la Banca Oficial.
Pero esa maniobra tiene patas cortas, dado que, cuando logra
bajar el precio del dólar en el mercado informal, aparecen nuevos compradores
deseosos de desprenderse de sus pesos, a ese precio percibido como más barato.
Mientras tanto, como el resto de los pesos sobrantes se
vuelca al mercado de bienes y servicios, eso da lugar, como decíamos, a más importaciones
o a más inflación.
Para evitar más inflación se congelan los precios de algunos
productos de la canasta básica y se trata de "vigilar" el aumento del
resto, buscando evitar que los incrementos de salarios nominales de las
paritarias no se derritan. Pero esto afecta, por un lado, la rentabilidad de
las empresas y, además, como el tipo de cambio oficial tiene que evolucionar
por debajo de la inflación y de los ajustes salariales, para servir de
"ancla", entonces, el costo laboral en dólares aumenta.
Ambos factores frenan la expansión de la oferta y la
creación de empleo privado. Y, por lo tanto, hay que poner más pesos públicos para mantener "viva"
a la economía, al menos hasta las elecciones. Y meter más pesos, bueno... relea
los párrafos anteriores.
Y esta es la absurda macro en la que estamos metidos.
Luego vendrán los parches para intentar mejorar la
competitividad de algunos sectores sin modificar el tipo de cambio, como pasó
con el trigo.
O, eventualmente, algún programa de "CEDINES" para
incentivar exportaciones, o para pagar importaciones. O la baja, de prepo, del
precio de algunos insumos básicos, O algún otro invento.
Obviamente, sólo un "milagro" en el sector
externo, que modifique la oferta de dólares, podría impedir que, tarde o
temprano, haya que hacer macro en serio.
Obviamente también, cuanto más tarde, peor.