Mensaje al mundo por el Día del trabajo
El Papa pidió combatir el desempleo y hacer lo posible por reactivar el mercado laboral
miércoles 01 de mayo de 2013, 13:45h
El papa Francisco pidió combatir el desempleo y exhortó a
los dirigentes a hacer lo posible por reactivar el mercado laboral, en ocasión
de su mensaje a al mundo con motivo de la celebración del Día del Trabajador.
"La dignidad no es la que da el poder, el dinero, la
cultura, no. La dignidad nos la da el trabajo y un trabajo digno", porque
hay tantos "sistemas sociales, políticos y económicos que han hecho que
ese trabajo signifique aprovecharse de la persona", aseveró.
En ese marco, el sumo pontífice reclamó: "Pido a todos
que en la medida de sus responsabilidades se esfuercen por crear puesto de
trabajo y creen esperanzas en los trabajadores".
Su santidad sostuvo que cuando la sociedad está organizada
de forma "que no todos tienen la posibilidad de trabajar, esa sociedad no
es justa", informó la agencia de noticias EFE.
Francisco paseó a bordo de un jeep blanco por los corredores
creados en la plaza de San Pedro, donde unas 60.000 personas se concentraron
para escuchar la catequesis del papa en su audiencia de los miércoles y verlo
de cerca, en un recorrido que ya se ha convertido en una tradición.
"Pienso en cuántos están desocupados, muchas veces a
causa de una concepción economicista de la sociedad que busca el beneficio
egoísta mas allá de los parámetros de la justicia social", dijo y añadió:
"Los invito a la solidaridad y por tanto, a no perder la esperanza".
También habló del trabajo y de las numerosas situaciones en
el mundo en que tanta gente trabaja en "condiciones de esclavitud",
además de la trata de seres humanos englobadas en trabajos de esclavitud.
Para el papa, el trabajo es parte del proyecto de amor de
Dios, "estamos llamados a cultivar y cuidar de todos los bienes de la
creación y de esta manera participamos en la obra de la creación",
aseveró.
"El trabajo es fundamental para la dignidad de la
personas, nos unge de dignidad, nos hace semejantes a Dios que ha trabajado,
trabaja y actúa siempre", agregó.
Los vivas, aplausos al pontífice fueron constantes, mientras
bajo un sol radiante Francisco bendecía a los asistentes, besaba a los bebés
que le acercaban y acariciaba a los ancianos y enfermos, a la par que banderas
de todos los países eran agitadas, entre las que destacaban las blanquiazules
argentinas.
Finalmente, saludó afectuosamente, siempre en italiano, a
los peregrinos polacos llegados al Vaticano en el octavo aniversario de la
muerte del papa Juan Pablo II y a los fieles llegados de España, Argentina,
Costa Rica, Perú, Chile y México, a los que se dirigió en lengua española.