Las Madres de Plaza de Mayo vincularon históricamente a Bergoglio con la dictadura

Esta relación en vez de mejorar fue empeorando con el tiempo, y cada vez que realizaba una declaración, enseguida Bonafini aparecía para retrucarlo.

Por ejemplo durante la homilía de Bergoglio del 2007, las Madres de Plaza de mayo repudiaron las "palabras del Cardenal Bergoglio porque se quiso proteger" y aseguraron que "ellos saben que son cómplices de la dictadura", en un durísimo y escalofriante comunicado, donde, entre otras cosas, contaban que para la iglesia durante la dictadura "Siete horas de tortura no es pecado"

A su vez explicaban indignadas que "ni la iglesia ni la justicia condenaron a ninguno de los obispos por lo que hicieron, ni a los que bendecían cuando tiraban a nuestros hijos vivos al río ni a los que les pegaban cuando los estaban torturando".

"No olvidamos que les decían siete horas de tortura no es pecado cuando estaban estaqueados" relataban en el comunicado.

"Ahora dicen basta termínenla porque necesitan que se olvide, pero no se puede borrar, los obispos tenían sueldos de los jueces de instrucción. Los sacerdotes estaban a cargo de la policía y algunos de ellos, además, tenían armas" resaltaban las Madres.

Para que quede claro remarcaron que "Los curas comprometidos con la causa de sus pueblos fueron asesinados, los Palotinos, Mujica y los 125 curas desaparecidos" decían.

Finalizaban este comunicado criticando al General Bendini, al que criticaban por "acompañar a toda esta basura pidiendo el perdón y el olvido, y por eso habría que destituirlo" creo que a la ministra (por Garré) no le queda otra" afirmaba Bonafini.


Otra de las apariciones muy recordadas de Bonafini contra Bergoglio se dieron en el -como denominó la Asociación- "Juicio Ético y Político a los violadores de la palabra de Jesús" realizado el 27 de diciembre del 2010, donde dijo lo siguiente:

"Es un lugar muy difícil este para mí. Había traído una carta que Perón les hizo a los sacerdotes del Tercer Mundo. Esos que luchaban codo a codo, mano a mano con nuestros hijos, porque muchos de ellos trabajaban junto a los sacerdotes del Tercer Mundo. Pero se ha leído, se ha hablado, se ha dicho. Y, como les digo es un lugar difícil. Difícil porque cuando una lo sufre en carne propia no es lo mismo que la injusticia de los jueces, no es lo mismo que la difamación de los periodistas. Esto es mucho más en la carne, en el alma, en el cuerpo. Es mucho más duro. Porque seguramente muchos de nuestros hijos creían en Dios, como muchas Madres creían y creen en Dios. Y entonces eran traicionados y violados y burlados por esa misma Iglesia que ellos amaron y predicaron".

Es muy difícil este lugar para mí, porque siento las voces de muchos de ellos cuando venían y me decían 'mirá, mamá, estamos con Baccini, el cura, haciendo esto, aquello, lo otro, el barrio, la gente'. Y otras Madres que cuentan lo mismo, mi hijo venía y me decía 'estamos trabajando, haciendo'. Y nosotras mismas, cuando nos arrancan los hijos de una manera tan infame y tan cómplice de la Iglesia, porque son partícipes directos. Son tan asesinos como los que pegaron el tiro, como los que torturaron, como los que violaron. ¡Son tan asesinos como ellos! Y entonces fuimos a la Iglesia, fuimos a pedirles. Claro que fuimos, montones de veces. Cada madre recorrió primero sola y después acompañada. Y éramos burladas, traicionadas. Porque ellos sabían que estaban matando a nuestros hijos y se reían detrás nuestro diciéndonos que un tipo que estaba con Plaza abajo que era el sacerdote que nos iba a tomar declaración y era un policía. Era un comisario, un subcomisario, Sosi. Y como las Madres al principio no nos dábamos cuenta, le contábamos todo y después nos dimos cuenta que ni bien le contábamos todo iban a buscar a otros chicos. Porque nos preguntaban por los chicos, por los amigos, por todo. O sea que son muy, muy, muy... para mí éste lugar es sumamente difícil. No puedo hablar con tranquilidad, no puedo hablar de paz, no puedo hablar de perdón.

Los quiero crucificados, pero crucificados por el pueblo. Que no se los deje dar misa, porque Graselli está en la escuela Misericordia dando misa, casando gente, bautizando niños. No tenemos que permitir que ellos sigan siendo parte de la Iglesia que tiene tantos mártires. Hay cientos de sacerdotes de los que la Iglesia nunca se ocupó del Tercer Mundo desaparecidos, torturados, asesinados, violados, presos y de todo lo que pidan. Y junto con ellos muchos miles de nuestros hijos e hijas. Por eso este lugar es muy difícil. Porque me duele en la carne la burla, la traición. Cuando hablaban recién ellos, yo decía, cómo era eso, los chicos creían y cuando los chicos iban, cuántos les creerían; cuántos pensarían que sí, que se iba a aliviar su dolor.

No sé hasta donde, porque no volvieron. Pero saben qué, son tan grandes nuestros hijos, que hoy y mañana, el día de Jesús, su fuerza, su dignidad, su trabajo por la Iglesia hará que ellos ocupen todos los bancos y todos los altares aunque no los vean. Ahí van a estar ellos, juzgándolos desde el altar mismo. Estoy segura.

Estarán ahí, diciéndole a Bergoglio: ¡hijo de mil puta, traidor, asesino! No pueden pasar un a Navidad tranquilos. No pueden rezar en una Iglesia, a Jesús, o a la Virgen, o a quién le recen. Que no me hablen de todas esas cosas, todo falso, hipócrita, mentiroso. Y estamos tan cerca de la Catedral, esa que algún día se les va a tener que caer encima de la cabeza o sino que alguna vez sea la casa de los pobres. Por eso luchaban nuestros hijos. Por eso desde acá, cada vez son más grandes, cada vez son mejores hijos míos.

Ustedes sí que hicieron lo que Jesús quería. Ustedes sí que nos mostraron otro camino como nos mostró Jesucristo. Ustedes sí que todos los días nos dan un ejemplo con lo que nos dijeron. Esa palabra sencilla, humilde, tranquila que nos contaban cuando volvían del barrio y estaban con un cura, o cuando venían del barrio y estaban con otros compañeros o con otros maestros. ¡Qué bárbaro! ¡Qué maravilla ! Por eso no habrá nunca un cartel que reivindique a ninguno de los curas no siendo los que eran iguales que nuestros hijos. ¡Vivan los desaparecidos cada vez más vivos! ¡Cada vez más grandes! ¡Cada vez más íntegros! ¡Cada vez mejores!"

Dri vincula directamente a Bergoglio con la dictadura

A su vez en la página de las Madres, también aparece Rubén Dri vinculando a Bergoglio con la dictadura. Dri es filósofo, ex sacerdote perteneciente al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, actual profesor consulto de la Universidad de Buenos Aires y profesor titular de Sociología de la Religión.

Para Dri "Es conocida su historia en el secuestro de Orlando Yorio y Francisco Jalics, quienes permanecieron en la ESMA durante cinco meses, en 1976. Debido a la práctica con los pobres que tenían estos sacerdotes, junto con otros, es que terminan expulsados de la Compañía de Jesús, siendo su superior Bergoglio. El mismo Bergoglio les recomendó que fuesen a la diócesis de Morón, a cargo de monseñor Raspanti, que los iba a recibir bien. Yorio va a hablar y el monseñor le dice que no tiene lugar para él en la diócesis. Resulta que al mismo tiempo que les recomendaba a Raspanti, por lo bajo le escribía una carta diciendo que nos los aceptase por su condición de 'subversivos'. Les quitan a las licencias y a los pocos días son secuestrados y llevados a la ESMA donde según sus propios testimonios estaba presente Bergoglio".