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7D

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Por Enrique Szewach
lunes 10 de diciembre de 2012, 15:20h
Como usted ya sabe, bajo el paraguas de la necesidad de una nueva ley de medios "democrática", que sustituyera a la ley de la dictadura, el gobierno nacional, con la complicidad, en algunos casos bienintencionada, y en otros mal disimulada, de muchos sectores de la política y la academia, logró sancionar un esquema legal tendiente, básicamente, a desarmar multimedios independientes, o impedir la creación de otros.


Sin embargo, advertido de la posibilidad de un eventual revés judicial, por la dudosa constitucionalidad de algunos artículos de la ley, el kirchnerismo decidió, como hace siempre, avanzar en varios frentes simultáneamente.


Por un lado, no escatimó esfuerzos para seguir reduciendo la independencia de los jueces, lo que afecta, no sólo a ciertos grupos, si no, claramente, la tasa de crecimiento potencial de la economía argentina, y la calidad de vida de sus habitantes.


Insisto, sin justicia independiente que defienda a los ciudadanos de la discrecionalidad de un funcionario de cualquier nivel, o de leyes y resoluciones arbitrarias, dichos ciudadanos, tratan de minimizar su "exposición" al riesgo local, mientras intentan "hacerse amigos" de esos funcionarios discrecionales y arbitrarios, que, siempre terminan traicionándolos, porque esa forma de funcionamiento está en "la naturaleza" de este tipo de poder. (¿Quiere que le haga la lista de los amigos que ya no son, o de los actuales, que en un futuro cercano, ya no serán?).


Minimizar la exposición al riesgo local, es menos inversión, menos crédito, menos empleo, menos salario real.


Por el otro lado, por si fallaba la presión a la justicia, decidió aplicar "de facto" la ley, obligando, presionando, o convenciendo a grupos de transitorios amigos, favorecidos por otros negocios con el Estado, a comprar medios de comunicación, apoyados por fondos de la publicidad oficial.


Mientras, le niega publicidad oficial a los pocos medios independientes que quedan, le "sugiere" a las empresas privadas no hacer publicidad en dichos medios, para ahogarlos financieramente, o "aplica" la ley, reduciendo minutos de espacios de publicidad, disponibles para los canales de cable o las radios.

Finalmente, también logró, otra vez con complicidades varias, introducir en una necesaria ley de modernización del mercado de capitales, un artículo que permite al Estado intervenir, sin mediación judicial, en "defensa" de accionistas minoritarios, dónde en muchos casos el minoritario es el propio Estado, o algún amigo, incluyendo empresas de comunicaciones y medios.


En otras palabras, salvo por la presencia de honrosas excepciones, y el conflicto que permanece con el Grupo Clarín, el gobierno ya ejerce el control de los medios, a través de ocasionales amigos, o mediante el manejo publicitario, limitando las voces independientes, (Recuerden que en la visión del gobierno "independencia" es sinónimo de destituyente, o de obstáculo a la revolución popular en marcha).


Con la prensa controlada, para no "destapar ollas" y uniformar el relato, y el Congreso dominado o comprado, sólo queda la barrera de una parte del poder judicial. De allí que ahora el "golpe institucional" viene desde ese lado.



Paradójicamente, la búsqueda del poder absoluto puede terminar en la pérdida del poder.


En efecto, como le conté, la perfomance económica, y la calidad de vida de los ciudadanos en los países en dónde reina el poder absoluto es bastante mediocre, en comparación con los países en dónde predomina el "obsoleto" equilibrio de poderes y una relación razonable entre mercado y gobierno.

Y los países en dónde estos predominios todavía no se verifican, están "viniendo desde allí" y no yendo.


Menor calidad de vida, es menos gente dispuesta a votar por el oficialismo, ahora o en los próximos años.


Es cierto que un poco más de soja, un mejor Brasil, y algo más de racionalidad y realismo en el sector energético ayudan a pensar en un mejor escenario en el 2013.


Pero no es menos cierto que, el aislamiento del mundo, tanto en materia financiera como comercial y de inversiones. Una sistemática pérdida de competitividad. El deterioro creciente de la infraestructura de bienes públicos. La concentración económica derivada del marco regulatorio e intervencionista y la discrecionalidad y arbitrariedad ya mencionada, hacen difícil esperar un escenario extraordinario para los próximos años.



De allí que se abra para el arco opositor -incluyendo al peronismo- una oportunidad, en la medida que pueda ofrecer algo distinto y mejor, más parecido al mundo que funciona. Y no, simplemente, prometer una versión más "educada" del kirchnerismo.


En síntesis, con gran parte de los medios y el Congreso, por ahora, dominados. Dependerá de la Corte, de la política y de los votantes, revertir el camino de mediocridad que siempre depara el poder absoluto.
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