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Actividad

Actividad

Por Enrique Szewach
viernes 31 de agosto de 2012, 19:36h
Parece haber cierto consenso respecto a que los meses finales del año serán mejores, en materia de nivel de actividad económica, que los malos primeros ocho meses que están finalizando.


Y los primeros ocho meses del año han sido "malos", más por lo brusco de la  frenada que tuvo la economía desde octubre del año pasado -aunque ya el ciclo industrial lo venía anticipando- que por la intensidad de la caída en los números absolutos.


Es cierto que algunos sectores específicos (automotriz- inmuebles- bienes de capital), muestran un pésimo segundo cuatrimestre, sumado a la mala campaña agrícola de los primeros meses del año, pero no es menos cierto que, en términos agregados, la desaceleración actual,  compara favorablemente, todavía, con la recesión del  2008/2009 y  ni que hablar, por supuesto, respecto de la caída del 99-2000, antesala de la crisis terminal de finales del 2001 y principios del 2002.


Para el gobierno, las razones del parate de la economía de este año hay que buscarlas en el clima, para el agro, y en que "el mundo se nos cayó encima", y no en el hecho que, como se agotaron los recursos fiscales genuinos, de la mano de una explosiva evolución del gasto, incluyendo los subsidios, y se agotaron los dólares por destrucción de la producción de exportables, caída de la competitividad y la salida de capitales, originada en malas políticas, y no se quiere ajustar tipo de cambio, ni bajar subsidios más agresivamente, se decidió prohibir la venta de dólares de las reservas, racionar las importaciones y financiar el gasto desde el Banco Central. Y es esa política la que terminó desacelerando la actividad, sumada al mundo.


Ahora, las esperanzas residen, básicamente, en el efecto de las medidas de "aliento a la demanda" anunciadas: crédito para la vivienda, y crédito dirigido para proyectos de inversión de las empresas, y emisión monetaria para financiar gasto público. Junto a un incremento de la producción de petróleo y derivados por parte de YPF (que además de reactivar ciertas regiones, reduciría la demanda de importaciones. "liberando cupo" para otras importaciones necesarias para la producción), y una mayor oferta de gas, derivada de un aumento de la remuneración a los productores, (que también liberaría dólares para otras importaciones).


A su vez, el cierre cuasi total del cepo a la compra de dólares, daría el fondeo requerido, en pesos, para los créditos mencionados, para financiar a los gobiernos nacional y provinciales, y a empresas públicas, y, además, se puede seguir cobrando, sin problemas, el  impuesto inflacionario. (En ese sentido, los pesos están  en un "coto de caza").


Asimismo, la prohibición de comprar dólares de las reservas,  permite mantener las tasas de interés por debajo de la tasa de inflación, no sólo subsidiando el crédito, desde los ahorristas, sino también generando  mecanismos de "consumo forzoso", en particular, en bienes durables.


En otras palabras, la esperada mejora de actividad  respondería al efecto positivo de la emisión de pesos y del mayor crédito a la producción.


Es decir, "ponemos más pesos en la calle, que no se pueden ir del sistema porque no vendemos dólares. Esos pesos tendrán que destinarse a gastar internamente de alguna manera, y serán más demanda, no importa el mundo".


Pero sucede que para aumentar la oferta que pueda atender a esa mayor demanda artificial, hacen falta más dólares para importar insumos,  y como los dólares no podemos imprimirlos, ni aún en la "autoexpropiada" ex Ciccone  (Más o menos como la expropiación de YPF, en dónde las verdaderas expropiadas fueron las provincias), la clave estará en cuántos dólares "sobren" por la menor importación de combustibles y energía, o por la liquidación faltante de la cosecha, o por lo que se pueda "sustituir" en el modelo nacional y popular, o lo que se decida usar de las reservas.


En otras palabras, la recuperación del nivel de actividad de los últimos meses del año, no dependen sólo de que los pesos que emita el Central vayan a cantidades, y no sólo a precios, si no que dependen de cuántos dólares se puedan destinar a financiar el aumento de importaciones que requiere el incremento de la actividad económica.


De allí que la recuperación, difícilmente sea muy fuerte.


Pero se va delineando la estrategia del 2013, mejor cosecha mediante y menos pagos de deuda, más dólares para más pesos.
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