En Teherán no hay clima de guerra
viernes 03 de febrero de 2012, 17:39h
por Pedro Brieger, desde Teheran
Los debates internacionales sobre la capacidad nuclear de la
República Islámica de Irán no parecen tener efecto directo sobre la población
de Teherán. En esta ciudad de más de
catorce millones de habitantes la vida transcurre con absoluta normalidad y no
hay señales de que la población se esté preparando para el peor escenario.
Para uno que ha
tenido la oportunidad de haber estado en un país bloqueado como Irak poco
tiempo antes de la invasión norteamericana de 2003 la comparación es
inevitable, pero las diferencias enormes.
En Bagdad el bloqueo impuesto por Estados Unidos desde 1991 se sentía en
todos los ámbitos de la vida cotidiana.
En los mercados prácticamente no había comida, gran parte de la
población dependía de los pocos alimentos que distribuía Naciones Unidas, pocas
cosas funcionaban, y los continuos cortes de luz y agua afectaban la vida de
todos.
Teherán, por el contrario, es una ciudad vibrante. Durante el día cientos de miles de autos
surcan las extensas, amplias y modernas
autopistas que atraviesan esta ciudad gigantesca -que de
norte a sur tiene más de treinta kilómetros- y los embotellamientos son peores
que cualquier hora pico de Buenos Aires o el Distrito Federal de México. El "
boom" de la construcción no cesa y por doquier hay edificios de departamentos a
estrenar y barrios cerrados que se ofrecen como si el futuro fuera esplendoroso
y no hubieran nubarrones de guerra. En
Bagdad los negocios a duras penas abrían sus puertas porque no había lo que
vender y es imposible olvidar la imagen de las oficinas de la línea aérea Iraqi
Airways reconvertidas en locutorios porque el aeropuerto estaba bloqueado y la
única manera de llegar a Bagdad era atravesando el desierto desde
Jordania. En Teherán nadie se recluye
en su casa a esperar lo peor. Los
negocios con artículos de conocidas marcas europeas, japonesas o norteamericanas
están repletos de compradores, y los restaurantes desbordan de gente a toda
hora. Ni siquiera la inflación - que es
el tema que aparece en cualquier conversación- parece amortiguar la fiebre de
consumo. Gran contraste con Bagdad donde
había mucha pobreza, salarios mensuales de tres dólares y adultos o niños
desesperados pidiendo limosna en cualquier esquina.
En las calles de Teherán tampoco hay presencia militar ni
áreas restringidas como sucedía en Bagdad que era una ciudad militarizada y
los pocos extranjeros que llegaban tenían múltiples
restricciones para moverse, fueran solos o acompañados. En Bagdad todo presentían lo peor. Algunos
iraníes piensan que las recientes medidas de la Unión Europea no son diferentes
del cerco que ya impuso Estados Unidos hace varios años y no parecen tan
preocupados. ¿Pensarán que es imposible
una guerra?