red.diariocritico.com
¿Todo el periodismo es frívolo? Casi todo

¿Todo el periodismo es frívolo? Casi todo

lunes 30 de enero de 2012, 23:53h
El periodismo, tal cual se difunde e impacta en el mundo, es más frívolo que todo. Si, que todo. Incluida la moda, a la que, con tradicional ligereza, se le endilga el monopolio de lo banal y superfluo.

Es cierto que, con bastante entusiasmo, la frivolidad también participa de otras actividades y situaciones, se trate de la voluble elección de un determinado modelo estético, de destino turístico,  de comportamiento social; o de ritmo de música o de habla; o de diseño de auto, de casa, o de métodos de gimnasia, de diván,  o de crianza de la mascota y del bebé. De la frivolidad no está exenta ni la profundidad. Es la diferencia entre el gesto de vetar una ley solidaria o ser el que sufrirá esa ausencia.

Se advierte,  cada vez con mayor intensidad, que la frivolidad es al periodismo lo que la ludopatía es al combustible del juego y del Casino. Sin ese combustible no existiría. O debería reconocerse con una gravedad y austeridad que dejarían sin trabajo a tanto histrionismo e histerismo mediáticos. Pasarían al índice de desempleo no solamente los "Chiche" Gelblung , Fernando Bravo, Longobardi y Nelson Castro, por citar a notorios del rating; se sumarían  los editores responsables de las tapas de los diarios y los creativos delirantes de tantos títulos de revistas afectas al "incendiarismo". Los noticieros de televisión, obligados al síndrome de abstinencia de frivolidad, sufrirían una devastación como la de los peces fuera del agua.

La prueba mayor de la frivolidad periodística actual son la maldita tarjeta "Sube" y la rebelión de "Famatina". Mensajeros apocalípticos que no usan transporte público y que tampoco usan agua corriente porque solo beben agua mineral, encuentran en ambos temas el lugar donde hacer fluir intereses e ignorancias. El primer tema incentiva en los mensajeros un afán de distorsión, confusión y compasión hipócritas por "esa pobre gente" a la que las autoridades torturan haciéndola padecer bajo el sol para obtener una tarjeta que  no les servirá para impedir que los "ajusten". Si los damnificados por ese enloquecedor pandemonio de desinformación compulsiva tuvieran la posibilidad de demostrar el daño psíquico y espiritual que eso les causa, no alcanzarían los tribunales de la tierra. Y el otro tema -el de la minería del veneno- aunque exigiría argumentos geopolíticos (que no encajan en la rima de las emotivas canciones de rechazo) le sienta al periodismo dominante tan bien como en su momento le cayó de parabienes el corporativo Lockout sojero y terrateniente.

La frivolidad del periodismo - del dominante, del que marca la agenda y el vocinglerío- es la demagogia. La vocación por libar en el negocio del sentimiento a ras de la superficie. Esta es una profesión que superó en demagogia a la peor política. Para sobrevivir adora con igual volubilidad a Tanatos y al éxito.

No hay como solidarizarse con las imágenes de una humilde mujer sudando en la fila para obtener la "Sube", o como embanderarse y exhibirse junto al lejano compatriota de un pueblo originario de pie ante un cerro que esta por ser envenenado.

El cianuro a "Cielo Abierto" lo tiene el periodismo
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios
ventana.flyLoaderQueue = ventana.flyLoaderQueue || [] ventana.flyLoaderQueue.push(()=>{ flyLoader.ejecutar([ { // Zona flotante aguas afuera ID de zona: 4536, contenedor: document.getElementById('fly_106846_4536') } ]) })