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Proclamarán beata a la monja  María Angélica Pérez

Proclamarán beata a la monja María Angélica Pérez

lunes 19 de diciembre de 2011, 16:54h
El papa aprobó el decreto por el que se 
La monja argentina María Angélica Pérez (1897-1932), de la congregación de la Hijas de María Santísima del Huerto, será beatificada, después de que el papa Benedicto XVI haya aprobado  el decreto por el que se reconoce un milagro por su intercesión, informó el Vaticano.
María Angélica Pérez, que adoptó como nombre de religiosa María Crescencia, nació en San Martín, Argentina, el 17 de agosto de 1897 y falleció en Vallenar, Chile, el 20 de mayo de 1932.
En el portal evangeliodeldia.org informan que en 1915 entra en el noviciado en la casa . De Villa Devoto. Toma el nombre de Crescencia, derivado del de un mártir romano cuyas reliquias recibió al hacer el voto. Durante un tiempo se dedica en la congregación a la educación de las jóvenes. Pero, en contacto desde jovencita con el dolor físico, abraza el ideal de atención a los enfermos. Encuentra su lugar de acción en el Sanatorio Marítimo de Mar del Plata, atendido por las hermanas del Huerto. Lo hace, aun a sabiendas de su debilidad y del riesgo de contagio. "A cargo de 2 salas y con la responsabilidad de atender 60 a 80 chicos, "iniciaba uno de los más santos y difíciles ministerios".
Y sus pulmones enfermaron. Fue destinada a Vallenar, Chile, una zona de clima más benigno, a donde llegó hacia 1930. Su actividad, como siempre, fue intensísima, a pesar de la precariedad de su salud. Atendía la Maternidad, los enfermos, la farmacia y la cocina del hospital. En la Capilla , dirigía un coro, arreglaba las flores, enseñaba catecismo, guiaba el rosario. "Es imposible llegar a saber cuánto sufría en su cuerpo, dado que su optimismo y su silencio amurallaban esa realidad a la "hermanita dulce" como la llamaban.
Consciente de su estado de salud, Crescencia había dicho a su Superiora del Colegio ubicado en otra localidad chilena, Quillota, que, si llegaba a morir se lo haría saber a través de un signo. Y así fue. El 20 de mayo de 1932, las hermanas de Quillota sintieron un penetrante perfume de violetas. Era algo extraño pues en esa época no crecen violetas en el lugar. No hallando explicación , recordando a Crescencia , intuitivamente la Superiora dijo "La hermanita Crescencia ha muerto".
Así era. Todo Vallenar lloraba la muerte de la hermana santita como le decían. Y el sepulcro siempre permanecía cubierto de flores.
Treinta años después, en 1966, cuando fueron a poner en una urna sus restos, se encontraron con su cuerpo intacto y con el hábito blanquísimo. Todo Vallenar se conmovió y la noticia corrió por todas partes; la devoción a la hermana se expandía como también las súplicas de gracias a ella dirigidas.
Hoy sus restos descansan en Pergamino, el pueblo de su infancia, lugar desde donde "la santita" prodiga emociones y  milagros.  Entre ellos el de la inexplicable curación de dos hombres adultos, padres de familia, y de una beba .
La Iglesia  prestó atención a la causa, muy difundida por las Hnas. del Huerto y envió los antecedentes al Vaticano. Comprobados los milagros y multitud de favores y gracias, la hermana fue declarada Sierva de Dios y posteriormente Venerable.
Además de la monja argentina, también serán beatificados el sacerdote francés Luis Brisson (1817-1908), fundador de los Oblatos y Oblatas de San Francisco de Sales, y el italiano Luigi Novarese (1914-1984), fundador de la Pía Unión de los Trabajadores Silenciosos de la Cruz.

También serán proclamadas beatas la monja italiana Gertrude Prosperi (1799-1847), de la Orden de San Benito, abadesa del Monasterio de Trevi (Italia), y la francesa María Luisa Elisabetta de Lamoignon (1763-1825), viuda Mole de Champlatreux, fundadora de las Hermanas de la Caridad de San Luis.Asimismo el sacerdote suizo Nioclas Rusca (1563-1618) también será beatificado
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