Bildupatía

Una vez más, y muy a mi pesar, hablaremos de esa coalición, de la que en realidad está casi todo dicho. Por ahora. Viendo la rentabilidad de épater la bourgeoisie generando titulares un día sí y otro también acabaremos pensando que no hay más partidos en el País Vasco, contribuyendo así a una profecía autocumplida; los partidos nacionalistas menores han empezado a ser fagocitados, incluso el PNV ha perdido Guipúzcoa y muchos ayuntamientos en Vizcaya y Alava. En cuanto a la calculada política de gestos de los bilduzales no sé de qué se asombra nadie. No traspasan la delgada línea roja, pero desacatan, rozan la ilegalidad, escandalizan, y cuanto más mejor; más demagogia y más propaganda electoral gratuita. La oposición a proyectos de infraestructuras estratégicas para Euskadi, quitar el retrato del rey, la bandera española, el pin con el número de preso de Otegui, el veto a los escoltas, eliminar del Cupo las partidas destinadas a la Casa Real, el Ejército y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Cuanto más se rasguen los titulares los medios más reaccionarios y los tertulianos más rancios, más votos tendrán los bilduzales y menos los peneuvistas. He dicho calculada, porque los de Bildu amagan sin dar, se mueven entre los guiños a sus bases radicales y la amarga experiencia de la ilegalidad lejos de las ubres de los presupuestos del Estado. O peor aún, en la anodina y fría oposición, sin poder dramatizar el victimismo del “apartheid” con Otegui jugando a ser Mandela. Debo ser muy mayor ya, porque no puedo evitar una cierta sensación de déjá vu cuando leo ciertas cosas. Los españoles vamos por el mundo vendiendo nuestra Transición como modélica, pero aplicando eso de que “consejos vendo, pero para mí no tengo” no nos aplicamos ahora el cuento. Recordemos; el Sábado Santo Rojo, 9 de abril de 1977 el Partido Comunista de España fue legalizado. "ABC", y "El Alcázar" clamaron contra la sovietización inevitable de la Península Ibérica. Luca de Tena explicó que para ellos el comunismo era traer la URSS a España. Manuel Fraga declaró: “La legalización del PCE es un verdadero Golpe de Estado. Ha transformado la reforma en ruptura, Ha quebrado a la vez la legalidad y la legitimidad”, y echó más leña al fuego al decir públicamente que la legalización del PCE había sido "una farsa legal". Por su parte Cambio 16 escribía el día 11 de abril de aquel lejano 1977: “Sin legalizar la corriente de opinión comunista, no hay democracia viable por aquí. (...) Y las fuerzas del régimen que se oponen radicalmente a la presencia legal de los comunistas en la vida política deberían reflexionar un poco y darse cuenta de que más vale enemigo conocido, enemigo con el diez o con el quince por ciento de los votos, que enemigo clandestino que todo lo puede boicotear desde la irresponsabilidad suprema de la vida cotidiana”.  El 14 El Alcazar respondía diciendo: “Legalizar el Partido Comunista significa la división de España, un insulto a la bandera nacional y el desorden”. Repetía machaconamente que no se podía legalizar a un partido con un asesino como Carrillo de líder. ¿Les suena? Claro que no soy el único que tiene recuerdos; Mayor Oreja ya declaró en abril que “Igual que en la Semana Santa de 1977 se legalizó el Partido Comunista, ahora, en la de 2011, asistimos al aterrizaje de ETA en las instituciones”. No acepto la falacia de que compartir los mismos fines implique la misma identidad, ni que Bildu sea ETA, lo que sería tanto como afirmar que la Inquisición y la Iglesia Católica son (o eran) la misma cosa. Pero además no comprendo la alarma de Mayor Oreja. Si lo de Bildu es igual que lo del PCE debería dar volatines de alegría viendo la evolución del partido comunista en España. A no ser que con esa alarma se pretenda rematar a Zapatero con el objetivo de alcanzar la mayoría absoluta en las ya próximas elecciones generales. Los más escandalizados en las derechas estarían reinventado la pinza al compartir los mismos fines que los bilduzales; generar ruido, escandalizar, asustar y ocupar portadas. Unos quitando votos al PSOE y otros al PNV. Y nosotros cayendo en su trampa les seguimos haciendo la campaña al hablar de ellos.