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La teta y Clouseau

Buena teta. Una concejala de IU en Valladolid se ha hecho famosa por enseñar la teta mientras montaba en bici. Utilizaba su cuerpo para vender una idea: la desnudez cotidiana de los cicloturistas ante los conductores. Habrá quien piense que lo sustantivo era la concienciación, pero en realidad era lo adjetivo: el mensaje era el pecho, como herramienta de poder que en este caso se utiliza para vender una idea razonable. Los sectores más progresistamente puritanos tienen ahora un dilema muy divertido ante sí: regular cuándo se puede ir a pecho descubierto para vender según qué y cuándo es una repudiable utilización publicitaria de tan noble glándula femenina. Bildu y el alcoholímetro. Con Bildu ocurre como con las deudas: si debes un millón, tienes un problema, pero si debes mil millones, el problema es del banco. Por conducir ebrio, las autoridades pueden retirarte el carné y ponerte en cuarentena, aunque tal vez al día siguiente seas capaz de coger el volante perfectamente sobrio. A Bildu le ha bastado con decir que no volverá a beber, o que debe mil millones, para obtener el permiso de conducción y algo más: sus atropellados deberán pedirle permiso para renovar el carné que siempre usaron con decoro. Indignación, a medias. Es difícil enfadarse con cualquiera que se queje de su alcalde, su presidente, su ministro, su rector, su sindicalista de cabecera o el primo de éste, encuevado en una patronal: todos han dado razones de sobra para provocar una cacerolada. Pero unos algo más que otros: salvar a Donosti de las iras campistas o ignorar La Moncloa mientras se escupe al hijo del alcalde de Alcalá es como liarse a pepinazos con la cervecería alemana de la esquina mientras se bailan danzas tirolesas con Frau Merkel. Rubalcaba lo ha entendido a la primera: ahora los campistas le caen simpático.   Indignado y rico. A un campista le ha tocado más de un millón de euros en la Primitiva, pero al parecer no va a socializar el beneficio, como pedía para los demás. Tampoco va a financiar un 'Campamento Esperanza': todo lo más, abrirá una empresa. Por supuesto, su ganancia y su negocio serán bien distintos a los que criticaba hasta ayer. Él se lo merece, basta con levantarse hoy un pelín menos marxista, como dice el siempre agudo Fernando Escudero. Convenio o colectivo. Los sindicatos defienden la negociación colectiva unitaria por razones obvias: es la única gran mesa donde aún pueden partir el pavo, y cualquiera en su lugar intentaría quedarse con la pechuga. Menos razonable es la oposición de los parados, en su versión indignada: pedir que nada cambie equivale a chillar en un restaurante de tres tenedores que le bajen el vino al comensal, aunque por ello el maître no pueda ofrecerles ni un calimocho. Por no perdernos en tecnicismos, una simple pregunta: ¿Qué mercado laboral, qué sistema de convenios y qué modelo de cotizaciones, pensiones y retenciones tiene ahí fuera para lograr que su paro sea entre dos o tres veces inferior? Anonymous. Es difícil decidir si da más risa la Policía anunciando que ha detenido a los cabecillas de Anonymous o los cuatro frikis que han boicoteado la web de la Policía. Al ladrón más memo, suele corresponderle el agente más lerdo, y cada día queda más claro que éste es un apasionante duelo entre el inspector Clouseau y el Woody Allen de ‘Granujas de medio pelo’.
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