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La excelencia y las drogas

La excelencia y las drogas

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha anunciado que en el próximo curso se pondrá en marcha un “bachillerato de excelencia” para los mejores alumnos de la ESO, de la Educación Secundaria Obligatoria. Se trata de darles más oportunidades a quienes, por capacidad o por voluntad, hayan obtenido unas altas calificaciones académicas, facilitándoles un bachiller más exigente, tanto en Tecnologías como en Ciencias Sociales, y como ya se hace en otros países europeos, que diferencian la formación de los estudiantes más aventajados.      Esto, amigos, no nos parece clasismo ni elitismo, sino, sencillamente, dar oportunidad de una mejor formación, al tiempo que se premia el esfuerzo, el estudio, el talento y la dedicación. Ojalá todos los alumnos, o una mayoría de ellos, accediesen a este “bachiller de excelencia”, porque sería la prueba de que la sociedad alienta y estimula la formación de los jóvenes. Por lo demás, esto, que es todo lo contrario a aquellas orejeras de burro con que se castigaba hace décadas a los alumnos más torpes, tampoco tiene nada que ver con la promoción de un reducido grupo en que convivan “Jaimito” y “Pitagorín”.     Estamos tan aferrados al concepto igualdad que hemos dejado en la cuneta el concepto excelencia. La igualdad es igualdad de oportunidades; la excelencia es voluntad de ser el mejor o los mejores, lo que es perfectamente lícito y conveniente. Por eso aplaudimos y consideramos ejemplar esta decisión y este experimento de la Comunidad de Madrid, que no es una feria de superdotados ni un “casting” de sabios precoces, sino una oportunidad, y una oportunidad para todos.      Y la otra cara de la moneda  (porque en esta vida siempre hay otra cara de la moneda) es la noticia que nos viene de “Proyecto Hombre”, de nuestro querido “Proyecto Hombre”, y que nos cuenta que, en los últimos seis meses, se ha incrementado en un 30 por ciento el número de jóvenes con problemas de drogas y que solicitan un tratamiento de desintoxicación. Como en tantos otros asuntos, el motivo se relaciona con la crisis económica: personas habituadas a las drogas, que han perdido el trabajo y los ingresos y que ya no se pueden permitir la adquisición de sustancias tóxicas. Y, puesto que los centros terapéuticos privados tampoco están al alcance de los pobres, se recurre a esa gran institución que es “Proyecto Hombre”. Dos caras, pues, de una misma realidad y para una misma reflexión: los jóvenes que apuestan por la excelencia, los jóvenes obligados a salir del infierno. Aguirre creará un Bachillerato especial para 'cerebritos'
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