El desempleo está afectando con dureza al sector con mayor fuerza contestataria: los jóvenes
El desempleo crónico, particularmente entre los jóvenes, ha sido uno de los factores detonantes de la crisis en el Medio Oriente y África del Norte. Basta con leer el informe recientemente publicado por la Organización Internacional del Trabajo, sobre la situación del empleo en el mundo (Global Employment Trends 2011, Geneva, 2011), para comprender la gravedad del problema. Con un 10,3% de desempleo, el Medio Oriente aparece como la región del planeta más afectada por este flagelo, con la particularidad de que la falta de acceso al trabajo resulta cuatro veces más alta en el caso de su población joven. En el Norte de África, por su parte, el 23,6% de los jóvenes en edad laboral se encuentran desempleados. Al igual que el costo de los alimentos, este es un tema susceptible de actuar como correa de transmisión de inestabilidad de una a otra región del mundo.
Al analizar la información proporcionada por el reporte referido, nos encontramos con que el desempleo presenta las siguientes características a nivel global: el número de desempleados en el mundo se situó en 205 millones de personas en 2010, lo cual no representó una variación importante con respecto al año precedente, pero significó 27,6 millones de desempleados adicionales con respecto a 2007, el año previo a la crisis económica.
La elevada cifra de desempleo actual se encuentra a contracorriente de la recuperación económica global: el PIB mundial, así como los niveles de consumo, inversión y comercio internacionales se sitúan ya a niveles precrisis.
La distribución del desempleo en el mundo resulta desigual: las economías desarrolladas en general, y la Unión Europea en particular, muestran un aumento continuo de éste, mientras que las oportunidades de empleo mejoran en el mundo en desarrollo con Asia del Este a la cabeza (con variaciones significativas pues Medio Oriente y África del Norte evidencian alto desempleo).
El desempleo entre los jóvenes resulta, con un decrecimiento de la presencia de éstos en el mercado laboral. Los jóvenes que han dejado de buscar trabajo, ante las resistencias que confrontan, dejan de ser considerados como desempleados y no son contabilizados en las estadísticas, aun cuando su número aumente continuamente.
El análisis de los elementos anteriores nos lleva a conclusiones como las siguientes: a) La recuperación económica en los países desarrollados ha venido acompañada por la externalización de empleos hacia las economías en desarrollo. Es decir, la transferencia de puestos de trabajo hacia países de mano de obra más barata. b) Mientras el desempleo aumenta en el mundo desarrollado por la razón anterior, decrece en los países en vías de desarrollo, con particular referencia a la región de mano de obra más barata: Asia del Este. c) El desempleo está afectando con dureza especial al sector con mayor fuerza contestataria: los jóvenes. Esto se traduce o hace prever conflictos sociales en las regiones donde el impacto de esta situación resulte mayor. Presentando la UE en general y la Europa Central, y del Sudeste en particular, una de las tasas más altas de desempleo juvenil, es lógico inferir una radicalización (muy probablemente hacia la derecha) de sus juventudes.
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